Ni nos va, que es otra cosa.
Y ya que todo hay que decirlo, decir también que no creo en amis... entre dos que fueron nofueron. O tendríamos que reinventarla.
Ya sé, frenaste al leer tratando. Que cómo es eso de que tratamos, que nadie me puso un puñal, que no tenía que tratar nada (malditas polillas), que tú no estabas tratando, que todo el tiempo te fluía, que si algo hay que tratarlo tanto no tiene gracia...
Te digo, tratar-tratarnos, lo menos que hicimos fue tratarlo y ahora estamos en tratamiento, tú con juguetes nuevos, yo con los míos hechos cantos; pero ami..., a mí me rebuzna la tuerca de los tratados, del trata pa' aquí y el trata pa' allá, de los ofrecimientos, de la palabra ami... que no me sale, que se me murió en los brazos una madrugada letal, ahogada, sin saber nadar;
y eso, que ella era un barco.
Y es que en el fondo, siempre en el fondo y debajo del barco, lo único que salva es aprender a odiar el odio sin odiarnos, pero poquitito, de lejitos, en diminutivo frugal, con un disparo presto en la mirada, en lo que no se dice, pero se escribe; aunque ahora yo lo digo todo, te aclaro.
Serán los años o el daño, que nos vuelven al fin prudentes.
:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario