Día 9, mes 2, año 8:
Sueño con menos frecuencia
que en revelaciones del Antiguo Testamento.
Sueño atea.
Descanso profundo casi nunca.
No hablan mis sueños de dormir,
de micro-insomnios con hedor a ajena paranoia,
a orín de ausentes vivos
asistiendo festivos a nuestro no-funeral.
No hablan de fragancia de ciruelas y vainilla,
pistacho y almendras
de chinas -naranjas- oranges
antes muy frescas,
inaccesibles luego del tax y el vampírico cabotaje.
El tejemaneje en autopistas,
el vaivén del mar
reducen su calidad
a sobras
que no comemos con sal.
No hablan del mínimo intento de belleza
asomada entre agotadora supervivencia.
No hablan mis sueños
prisioneros sin boca ni dientes,
con cabello arrancado y uñas enterradas en piel propia,
de su inerte pantano de autodestrucción.
Juegan
a Isla en pedazos.
Porque el miedo,
porque el dinero,
porque la hierba verde.
Porque la nada no sabe nadar
y desesperada nos abraza,
sumergiéndonos en el Puerto más hermoso,
aterrorizado de Libertad.
.
© ALR, 2016, Puerto Rico.
2 comentarios:
Me encanta este poema en especial por los sueños q ya tengo muy pocos y lo del miedo generalizado , gracias por publicarlo
Hay que soñar!
Salud!
Publicar un comentario