Ola vertida en mi orilla
ven, que la rabia trasciende
es eco eterno
vocifera
lo que primero fue hambre
con miedo a pensar
anestesiados.
Después del miedo vino el odio
sin más amor que el cemento
así, entre hermanos
inyectados con destructivo gen
que impone al mundo su poder
engullendo sin razón
pieles, placeres.
Jamás será el Poder del viento
ni el poderoso amor de un patriota:
Filiberto.
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©ALR, Puerto Rico 2005
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