Muerte En La Ventana

Anoche cometí un crimen.
No de esos sangrientos, espeluznantes y vomitivos que presenta la tele una y otra vez , desensibilizando cualquier vestigio de humanidad, como si la sociedad ya no estuviera harta de tanto horror.
Sangriento al menos, no fue.
Vagaba en interiores, feliz de al fin poder dormir, cuando aquellos dos elementos, de forma ovalada, saltaron a mi vista, pegados a la malla que cubre mi ventana, precisamente para protegerme de ellos.
Dudé un segundo si eran obra de una planta en el patio, que cada cierto tiempo arroja semillas de manera explosiva a la deriva, pero no.
Arghhh, cucarachas, no es que me caigan mal, pero ¿quién quiere vivir entre ellas? ¡Yo NO!
Recordé el insecticida que compré hace meses y que por consideración al ambiente apenas utilizo.
Fzzzzzzzzz, fzzzzzzz. Eran dos y luchaban por su vida, pero me poseía la sabiduría legendaria del arte marcial: derrotar a mi enemigo en defensa propia, de manera rápida, eficaz y sin culpabilidad. En eso vi unas luces verdosas parpadear y mi madre entró y me dijo “no son cucarachas, son cucubanos, de los que ya no se ven mucho”.
Ahora resulta que he privado de la vida a dos seres en peligro de extinción, pero mis ojos vieron cucarachas, que por cierto ya subían al cielo tocando arpa.
¿Qué puedo decir? La vida es sagrada, el alma eterna, pero detesto el fanatismo.
La isla es un gran bosque, donde los especimenes de "insectos" han creado grupos. Los más peligrosos deambulan su alter ego entre puestos políticos o iglesias.
Que pena que esos no estén en peligro de extinción.
Fzzz.
© ALRM, Puerto Rico