Miré por mi ventana, la neblina aun duerme plácida en el lecho del monte. Sacudo mis dedos, así como me dijo aquél profesor de literatura hagamos antes de escribir, para recibir la energía inspiracional.
Ya la neblina subió, mi café necesita un 'refill'.
Mi cuerpo quiere hoy ser neblina, alucinando ser nube.
Lluvia empacada surcando el mar sin pasaporte, con un solo destino.
1 comentario:
Kaipo, nuestro rincón del paraíso es aquí, ahora. Lo bello que nos queda de la madre naturaleza, también te pertenece.
Baci!
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