jueves, 9 de noviembre de 2006

Insomnio de turrón

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!


-Ciudad sin sueño, Federico García Lorca

Hoy alguien me dijo: “tú pareces fantasma, ni te sentí que estabas ahí”.
La invisibilidad es un secreto de iniciados que toma tiempo aprender.
Yo apenas hago mis pininos.
Entonces, reaparecí y cociné para 3 personas y 3 gatos, mientras comía medio turrón de almendras que me regalaron y que me impidió cenar.
Por cierto, ¿alguien sabe qué ha pasado con el papelito de dulce que cubre los pedazos de turrón? Ahora parece ser más delgado que antes.
De niña con un primo, cierta navidad, nos metimos en la cocina y nos comimos todos los “papelitos” de los pedazos de turrón servidos en una bandeja, dejando los pedazos allí, muy limpios y relucientes, mientras otro primo se emocionó demasiado y dejó que el loco furioso interno lo dominara, robándose una botella de vino con la que se agarró su primera borrachera. Luego lo descubrieron y llorando la juma nos señaló como compinches por comernos el papel dulce, para no sentirse solo en su delito.
Es que el ladrón siempre intenta hundir con él a los demás, golosos incluidos.
Bueno, en la tarde lavé mi ropa negra.
Es cierto que absorbes más energía de cuánto te rodea vestido de negro, pero el remedio es fácil:
Al llegar a casa te desnudas, metes la ropa al incinerador y ¡fuera malas vibras!
Qué comprensivos los objetos, casi nunca protestan.
Luego vine para “acá” y descubrí que no soy tan fantasmal, sino que soy multiplicidad.
Por eso tengo una brújula sobre mi escritorio, para desdoblarme y viajar a dónde sale la luna.
Lo ha hecho por el noroeste estos días, cerca de una casa cuyas luces titilan sobre el cerro semejando luces navideñas.
Si sus habitantes se mudaran, la noche parecería predecible, y a mí me subiría un fuego por todo el cuerpo como ensayo premenopáusico, pensando que nada lo es, ni el tiempo, ni el espacio, ni dimensión alguna. Aunque a veces creo que de todo lo existente, los humanos, somos el mapa elemental por excelencia.
Esta generación de hikikomoris, supuestos despiertos e insomnes, nos une a todos en una antenita, ay qué pena, penita.
Al final todo es un sueño hecho de muchos sueñitos y algunas locas pesadillas.
Uf, creo que el turrón hizo su efecto...

"No se pueden descubrir nuevas tierras si uno no acepta perder de vista la costa durante un tiempo muy largo"André Gide

No hay comentarios.:

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.