martes, 19 de febrero de 2008

Conjuro lunar


“En los eclipses de Luna, las reacciones emocionales, las pulsiones y los instintos, desaparecen dejando que las partes más concientes de nosotros mismos puedan observar cómo se está desenvolviendo nuestra vida. En la astrología clásica se tiende a decir que el eclipse de Luna es `malo`, ya que afecta la emocionalidad de la gente produciendo exactamente lo contrario a lo esperado. Incluso se han registrado mayor cantidad de crímenes, delitos, etc. en estos días. Durante este día (comenzando su influencia casi dos días antes, y yéndose dos días después) las personas son desconectadas de sus hábitos, y ya que los hábitos son una cuestión importante en nuestro desenvolvimiento social, aumenta nuestra inseguridad, debido a que en lo profundo son quitadas nuestras respuestas automáticas.”


Conjuro lunar

Después de semanas recorriendo la isla de punta a punta, una noche aquí, otra allá, otra en la camioneta, otra en casa de amigos, otras en motel y una que otra en Paradores, determinaron que algo extraño sucedía con el tiempo, las dimensiones y la manera en que la gente les percibía al estar juntos.
Bastaba una cerveza y un puñado de maní para volar.
Con el tiempo, a él se le hizo costumbre mirar sobre los hombros de ella y encontrarse algún fantasma protector, por lo que en las noches después de hacer el amor, se envolvía por completo en la sábana como crisálida, dejando sólo la nariz por fuera con tal de no verlos, cosa que a ella le fastidiaba bastante, más bien le endiablaba hasta el encabronamiento, por no poder interrumpir su sueño para amarle más, pero con tal de no ver sus ojos de terror, comenzó a dejárselo pasar.
Por otro lado, aquella sensación de ser espiada cuando estaba a solas en el baño, también le molestaba, pero tomando en cuenta que él veía los benditos fantasmas a su alrededor, lo aceptó como parte de su mecanismo de defensa.
Si él veía su mundo imaginario, ¿por qué no iba ella a ver el suyo?
Fue entonces cuando en cada orgasmo comenzó a ver animales, guitarras estallando y cortometrajes de premoniciones, según los científicos, así es el amor:
Una demencia peligrosa, enajenante y destructiva que consume o mantiene en estado narcotizado de levitación a quien lo sufre.
Por su bien, decidieron mantenerse en movimiento o esa fuerza se los tragaría por completo, perdiendo la poca razón que les conectaba al mundo real.
Por eso no era raro verlos recorriendo rutas urbanas de madrugada o atravesando las montañas en la noche, donde eran succionados por portales dimensionales en que el tiempo dejaba de existir y una hora se expandía hasta convertirse en semanas, en un solo pestañeo.
Ebrios así de locura, una noche cenaban en un restaurante de campo frente a un río, en un balcón desde el cual miraban la luna.
Ella la admiró primero:
"¡Tan bellamente llena y redonda!"
El río se iluminaba dejando ver las plantas y arbustos de su ribera.
Él lo disfrutaba en silencio abrazándose a su espalda.
Mira como se va eclipsando, dijo ella.
La luna fue desapareciendo hasta quedar apenas un hilito sonriendo en el cielo, dejando todo en tinieblas.
Súbitamente, los sonidos del bosque se levantaron de su imperceptibilidad junto con la energía de todos los seres que lo habitaban, dejándose ver en movimientos de luz que viajaban veloces en toda dirección.
¿Ves éso?, preguntó ella fascinada.
Sí, pero no quiero verlo más, dijo él, volteándose hacia el dueño del local.
Don Justino, ¿dijeron en las noticias que esta noche habría un eclipse?
No, mijo. 
¿Tú no ves la luna lo preñá que está?, dijo el don con cara de cansado. ¿Ustedes deseaban algo más? Porque ya voy a cerrar la cocina.
No, gracias, dijo ella, sin quitar los ojos de la luna.
Más tarde él la llevó a su casa y se despidieron. Por última vez.

© ALR, 2008, Puerto Rico

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