"La nena ya tiene la luna, qué alegría de los vecinos, qué verguenza para ella."
(Según me lo contó mi madre)
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(Según me lo contó mi madre)
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Dime, ¿de qué están hechos los poetas?
¿Se muerde las uñas un poeta, se adicta al café o a cualquier cosa?
¿Coloca envases para recoger el agua que gotea en su cocina?
¿Se corta un dedo cuando rebana una cebolla?
¿Parece su sangre a la que fluye entre las piernas de una mujer y se convierte en evento de vida que ama u odia?
¿Se reconoce sagrado el poeta en su Poder de sangre, de vida que duele, que es muerte y eternidad?
¿Se reconoce capaz de romper esquemas de la jerarquía de necesidades humanas, animales, vegetales e intergalácticas con el poder de su sangre?
Cuando algo falta o sobra en la genética del poeta-mujer que sangra, ¿duele más el fluir de su sangre?
¿O se desboca lavando su río de vida, desmayando su energía, desangrando su rabia adormecida, provocando anemia de la palabra?
Cuando no desea el poeta que de su antecesora sangre de poeta, surja vida producto del desasosiego, ¿prefiere sangrar la tierra palabra a palabra, preñarla de sí?
Ese poeta que es todos los poetas, que es poderosa mujer sangrante unos días al mes, que no son esos días que los primitivos hombres y mujeres han calificado como maldición, nombrándole “esos días”, porque son los que anticipan su sangre los días que deben ser llamados reverentemente “esos”, porque son los que atrincheran, los de la mujer loba que devora chocolates y clava uñas y miradas, y quiere llorar a solas en paz, o ser insomne durante días haciéndose el amor a sí misma o a su animal reflejo, y aprende los peligros de salir en luna llena de cacería, a no confiar en la primera palabra de halago a su sangrante belleza poderosa de creación; ese poeta, sí, ése que es todos los poetas del mundo, ¿escribe como sangra, con sabor metálico y residuos de sí mismo, con la vida que es todas las vidas, con su latente posibilidad, con el amor enamorado, alborotado, dolido, incondicional y nunca procrastinado del planeta, cuya sangre es la poesía, pero que de ello pocos se enteran?
¿Ah? ¿Ah? ¿Ah?
¡Contéstame!
--Balbuceo inaudible--
¿Protestas?
¡Yo llevo 2 horas sentada en el baño esperando a que regreses con mis toallas ultra thin y no me he quejado!
:
Firmado con sangre.
© ALR, 2008, Puerto Rico
¿Se muerde las uñas un poeta, se adicta al café o a cualquier cosa?
¿Coloca envases para recoger el agua que gotea en su cocina?
¿Se corta un dedo cuando rebana una cebolla?
¿Parece su sangre a la que fluye entre las piernas de una mujer y se convierte en evento de vida que ama u odia?
¿Se reconoce sagrado el poeta en su Poder de sangre, de vida que duele, que es muerte y eternidad?
¿Se reconoce capaz de romper esquemas de la jerarquía de necesidades humanas, animales, vegetales e intergalácticas con el poder de su sangre?
Cuando algo falta o sobra en la genética del poeta-mujer que sangra, ¿duele más el fluir de su sangre?
¿O se desboca lavando su río de vida, desmayando su energía, desangrando su rabia adormecida, provocando anemia de la palabra?
Cuando no desea el poeta que de su antecesora sangre de poeta, surja vida producto del desasosiego, ¿prefiere sangrar la tierra palabra a palabra, preñarla de sí?
Ese poeta que es todos los poetas, que es poderosa mujer sangrante unos días al mes, que no son esos días que los primitivos hombres y mujeres han calificado como maldición, nombrándole “esos días”, porque son los que anticipan su sangre los días que deben ser llamados reverentemente “esos”, porque son los que atrincheran, los de la mujer loba que devora chocolates y clava uñas y miradas, y quiere llorar a solas en paz, o ser insomne durante días haciéndose el amor a sí misma o a su animal reflejo, y aprende los peligros de salir en luna llena de cacería, a no confiar en la primera palabra de halago a su sangrante belleza poderosa de creación; ese poeta, sí, ése que es todos los poetas del mundo, ¿escribe como sangra, con sabor metálico y residuos de sí mismo, con la vida que es todas las vidas, con su latente posibilidad, con el amor enamorado, alborotado, dolido, incondicional y nunca procrastinado del planeta, cuya sangre es la poesía, pero que de ello pocos se enteran?
¿Ah? ¿Ah? ¿Ah?
¡Contéstame!
--Balbuceo inaudible--
¿Protestas?
¡Yo llevo 2 horas sentada en el baño esperando a que regreses con mis toallas ultra thin y no me he quejado!
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Firmado con sangre.
© ALR, 2008, Puerto Rico
Imagen: Blood Moon de un tutorial de Maxwell Langdon:
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