Pero explicar cómo se viven estos días en Puerto Rico, territorio de los E. U., es otra cosa.
Como cucaracha loca cuando se le mete humo en la guarida, fanáticos y politiqueros isleños aguardan el gran día con ciega lujuria, confiados en que las cosas serán como ellos alucinan o amenazan.
Por más que pese la era de información y oportunidades para ver el mundo desde afuera y no desde adentro de la venda, es preocupante que impere la desinformación y el fanatismo, aunque parezca menos que antes.
Los medios televisivos, la prensa local y cada familia tienen responsabilidad en ello.
Si el fanatismo partidista dejara de existir, pocos imaginarían votar por candidatos que en el pasado han tenido ya oportunidad en puestos políticos, ni por efectos de una borrachera.
Azules, rojos, fantasmales "rait ins" encabezados por payasos, habrían perdido su lustre seguidos por monos en uniciclo quedados en 1950, abriendo paso a nuevos rostros e ideas.
En lugar de acatar la campaña de "vota o quédate calla'o", el pueblo votaría con plena conciencia, o ejercería su derecho a no hacerlo, sin ello significar carecer de posturas y argumentos informados, porque a menos seas multimillonario, o con la cartera llena de influencias manipulables que te creen el cuento, las consecuencias de estas elecciones a todos nos van a afectar de manera impactante en nuestra historia.
Decidas Votar o No hacerlo, infórmate en medios diversos, no disfraces tu conformismo o desconocimiento con autodestructiva indiferencia.
Desarrolla una postura que no sea un copy paste de los errores de pasadas generaciones y sus consecuencias.
Callados nunca!
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