Un niño de 4 años, entró fácilmente a una juguetería a las 3 am.
Y jugó.
De niña tenía un sueño recurrente.
Me hacía invisible y entraba de noche a cualquier juguetería a través de la puerta.
Y jugaba.
Jugaba y jugaba con todo sin detenerme, sin quien ordenara cuándo parar, sin hambre ni sueño.
Algunos adultos son como locos.
Crean juguetes de infinita belleza, colorido y diversión, luego los guardan para cuando a ellos les convenga, nos manipulan a través de ellos, y para colmo, no los reparten a todos los niños del planeta, que algunos conocen por juguetes sólo herramientas de trabajo o su fusil, en ambientes de guerra, miseria y maltrato.
No vigilan nuestro juego ni juegan con nosotros, para así enseñarnos del amor propio, del respeto por la naturaleza, de la pertenecia al Cosmos, de la belleza y la verdad, de la maldad y egoísmo humanos que destruyen, y cómo defendernos de ellos para aprender a vivir en paz y justicia, en armonía.
Let the children play!
*Nota de Robina:
Lo que aquí no se dijo también importa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario