Según Dalí, el alma reside en el corazón.
Corazón ¿qué quieres?
La obsesión por el corazón no era sólo de Dalí, del cardiólogo de turno, o Agatha Ruiz de la Prada. No era de los que lloran injusticias, silencios, hasta que el músculo estalla.
Corazón, ¿qué quieres? Ensayo de luz en el mío.
Así, preso de siniestros, nos revolvimos en la puerta de entrada, nos arrastramos al sofá, levitamos como diablos pegados a las paredes, arremetimos contra el marco de la puerta que da hacia el patio, chorreando “eres mía’s” sobre mi nuca; hasta el estudio mojado en mi saliva, ebrio de bocas en cada lienzo, imborrable e ilusorio, como sangre en el Fantasma de Canterville. Ahuecamos el techo de mil techos con colores y explosiones de apocalípticos deseos, mil corazones rotos. Soledad.
Y me decías, ¡sé realista!
Su realista
Surrealista
Cérea lista
Sur realista
Mi rea lista
que te confiero mi zurra lista.
Desvaríos rojos derrochando adoración, cóncavos manifiestos.
Dos malos demasiado buenos para perdernos, con demasiado contraste para retenernos, demasiado miedo de entregar lo que perdimos en otro pecho, que machacó, devoró, arrancó, que conjuró inercia.
¿Y si me hubieras querido con igual alevosía por más de horas de mil encuentros?
Habría sido verterme multiespamódicamente cada día del año, habría sido ser tú, tú yo.
Corazón ¿qué quieres?
La obsesión por el corazón no era sólo de Dalí, del cardiólogo de turno, o Agatha Ruiz de la Prada. No era de los que lloran injusticias, silencios, hasta que el músculo estalla.
Corazón, ¿qué quieres? Ensayo de luz en el mío.
Así, preso de siniestros, nos revolvimos en la puerta de entrada, nos arrastramos al sofá, levitamos como diablos pegados a las paredes, arremetimos contra el marco de la puerta que da hacia el patio, chorreando “eres mía’s” sobre mi nuca; hasta el estudio mojado en mi saliva, ebrio de bocas en cada lienzo, imborrable e ilusorio, como sangre en el Fantasma de Canterville. Ahuecamos el techo de mil techos con colores y explosiones de apocalípticos deseos, mil corazones rotos. Soledad.
Y me decías, ¡sé realista!
Su realista
Surrealista
Cérea lista
Sur realista
Mi rea lista
que te confiero mi zurra lista.
Desvaríos rojos derrochando adoración, cóncavos manifiestos.
Dos malos demasiado buenos para perdernos, con demasiado contraste para retenernos, demasiado miedo de entregar lo que perdimos en otro pecho, que machacó, devoró, arrancó, que conjuró inercia.
¿Y si me hubieras querido con igual alevosía por más de horas de mil encuentros?
Habría sido verterme multiespamódicamente cada día del año, habría sido ser tú, tú yo.
Habría sido un diseño de Agatha Ruiz para cada día, todos con corazones.
El arte no pasa, y de este arte sabemos bien, es nuestra fuerza, nuestra abundancia y sinrazón, nuestra virtud y decadencia. Nuestra imposible reproducción de nosotros mismos, cuando nos sabemos posibles muertos sobreviviendo al corazón sin sueños ni esperas, excavando orgasmos indefensos, coloridos, donde el vacío no tiene corazón vacío, sólo engañosas consecuencias.
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El arte no pasa, y de este arte sabemos bien, es nuestra fuerza, nuestra abundancia y sinrazón, nuestra virtud y decadencia. Nuestra imposible reproducción de nosotros mismos, cuando nos sabemos posibles muertos sobreviviendo al corazón sin sueños ni esperas, excavando orgasmos indefensos, coloridos, donde el vacío no tiene corazón vacío, sólo engañosas consecuencias.
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Hoy recordé, porque olvidé otros nombres, que dejaste tu marca en mi espalda.
Tiene forma de corazón. Uno de Dalí.
Y nada más fue en mí de ti.
Nada más.
Tiene forma de corazón. Uno de Dalí.
Y nada más fue en mí de ti.
Nada más.
<3
Imagen: Corazón de Dalí
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