Puerto Rico, Olla del Caribe.
Que Puerto Rico ha entrado en un período de transición e inestabilidad, debido a la crisis nacional e internacional que vivimos, es un hecho.
Algunos programas de radio o TV locales, conscientes de tal situación, han decidido lanzar asistencia, ayuda moral, social, y o psicológica al aire, de manera plausible.
Pero debemos tener cuidado con personajes denominados motivadores, conferenciantes o adivinos, que, revestidos de creencias y conceptos no científicos, se aprovechen de la crisis para hacer su agosto y/o sumar seguidores a sus creencias.
Todos somos libres de seguir o rechazar dogmas o ideas, pero con la crisis como excusa publicitaria de algún producto o creencia, la propuesta resulta abominable.
En estos tiempos inestables, en que la pobreza conforma casi el 50% de la población, unido a miles de desempleados actuales y futuros, y el posible aumento en problemas sociales y psicológicos, cualquier servicio que un grupo o persona individual desee hacer a personas necesitadas de apoyo moral o psicológico, debe hacerse dejando a un lado ganancias materiales o lucro personal, político o religioso.
Cualquier grupo o persona que haga publicidad de sus ideas, ofreciendo soluciones milagrosas, mágicas, o religiosas, en tiempos de crisis social, económica y psicológica, a cambio de compra de boletos para charlas o conferencias, productos mágicos o cualquier cosa o servicio en el que haya que invertir dinero, es una total falta de respeto para el País.
Los problemas de carácter psicosocial o moral de alguien que clama por ayuda, no deben ser tratados con mofa, burla o livianamente, ridiculizándolos o llevándolos a un plano de total pequeñez.
Requieren de profesionales serios y comprometidos, que respeten y sepan ubicarlos en su debido contexto.
Otra cosa muy distinta es abrazarnos al humor de cualquier color, a la alegría y buena vibra, al positivismo, tan necesarios, sin por ello, ocultar el sol con un dedo.
Digo esto, porque hoy vi en un canal local cómo una persona invitada en categoría de conocedor, se burló del sufrimiento de personas con fobias o temores, parodiándolos, imitando con voz ridiculizada a quienes se quejaban de padecer algún miedo paralizante de su progreso o de su atrevimiento a dar determinado paso en sus vidas.
No conforme con esto, pasó a atender llamadas en vivo de personas que, con notable afectación y cierto grado de ingenuidad, le hicieron preguntas que contestó airadamente, con el más profundo desconocimiento en el marco psicológico ante las situaciones traídas; girando el tema de la pregunta de tal forma, que quedaba en la nada, u ofreciendo sus creencias religiosas como total emancipación de los problemas o ansiedades de quien llamara a por ayuda de naturaleza claramente psicológica.
Cada cual tiene derecho a creer en las ideas o cosas que mejor le parezca, y si creer en ideas específicas le resulta a alguien bueno y liberador, bien por ellos.
Lo que choca es que no se trataba de un canal religioso.
Profesionales serios y comprometidos con su carrera, al día con datos e información necesarios para atender ciertos casos de personas sufriendo trastornos de ansiedad, depresión y otros problemas como el abuso, problemas económicos, confusión o baja autoestima, existen en nuestra isla.
Están o deben estar disponibles para orientar, en momentos como éstos, en que todos debemos ayudarnos a comprender y manejar asertivamente la realidad que nos toca, estableciendo posibles soluciones bien informadas, relativas a los procesos colectivos que atravesamos, para así lograr sobrellevarlos de manera transparente, con apertura y en respeto.
Nada que nos atrape nos libera.
Ojo con esto!
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Que Puerto Rico ha entrado en un período de transición e inestabilidad, debido a la crisis nacional e internacional que vivimos, es un hecho.
Algunos programas de radio o TV locales, conscientes de tal situación, han decidido lanzar asistencia, ayuda moral, social, y o psicológica al aire, de manera plausible.
Pero debemos tener cuidado con personajes denominados motivadores, conferenciantes o adivinos, que, revestidos de creencias y conceptos no científicos, se aprovechen de la crisis para hacer su agosto y/o sumar seguidores a sus creencias.
Todos somos libres de seguir o rechazar dogmas o ideas, pero con la crisis como excusa publicitaria de algún producto o creencia, la propuesta resulta abominable.
En estos tiempos inestables, en que la pobreza conforma casi el 50% de la población, unido a miles de desempleados actuales y futuros, y el posible aumento en problemas sociales y psicológicos, cualquier servicio que un grupo o persona individual desee hacer a personas necesitadas de apoyo moral o psicológico, debe hacerse dejando a un lado ganancias materiales o lucro personal, político o religioso.
Cualquier grupo o persona que haga publicidad de sus ideas, ofreciendo soluciones milagrosas, mágicas, o religiosas, en tiempos de crisis social, económica y psicológica, a cambio de compra de boletos para charlas o conferencias, productos mágicos o cualquier cosa o servicio en el que haya que invertir dinero, es una total falta de respeto para el País.
Los problemas de carácter psicosocial o moral de alguien que clama por ayuda, no deben ser tratados con mofa, burla o livianamente, ridiculizándolos o llevándolos a un plano de total pequeñez.
Requieren de profesionales serios y comprometidos, que respeten y sepan ubicarlos en su debido contexto.
Otra cosa muy distinta es abrazarnos al humor de cualquier color, a la alegría y buena vibra, al positivismo, tan necesarios, sin por ello, ocultar el sol con un dedo.
Digo esto, porque hoy vi en un canal local cómo una persona invitada en categoría de conocedor, se burló del sufrimiento de personas con fobias o temores, parodiándolos, imitando con voz ridiculizada a quienes se quejaban de padecer algún miedo paralizante de su progreso o de su atrevimiento a dar determinado paso en sus vidas.
No conforme con esto, pasó a atender llamadas en vivo de personas que, con notable afectación y cierto grado de ingenuidad, le hicieron preguntas que contestó airadamente, con el más profundo desconocimiento en el marco psicológico ante las situaciones traídas; girando el tema de la pregunta de tal forma, que quedaba en la nada, u ofreciendo sus creencias religiosas como total emancipación de los problemas o ansiedades de quien llamara a por ayuda de naturaleza claramente psicológica.
Cada cual tiene derecho a creer en las ideas o cosas que mejor le parezca, y si creer en ideas específicas le resulta a alguien bueno y liberador, bien por ellos.
Lo que choca es que no se trataba de un canal religioso.
Profesionales serios y comprometidos con su carrera, al día con datos e información necesarios para atender ciertos casos de personas sufriendo trastornos de ansiedad, depresión y otros problemas como el abuso, problemas económicos, confusión o baja autoestima, existen en nuestra isla.
Están o deben estar disponibles para orientar, en momentos como éstos, en que todos debemos ayudarnos a comprender y manejar asertivamente la realidad que nos toca, estableciendo posibles soluciones bien informadas, relativas a los procesos colectivos que atravesamos, para así lograr sobrellevarlos de manera transparente, con apertura y en respeto.
Nada que nos atrape nos libera.
Ojo con esto!
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