miércoles, 15 de abril de 2009

Creencias, carencias y solidaridad



Varias cosas me inquietan acerca de las creencias religiosas o su ausencia.

La primera es la falta de respeto que cometen algunos, convencidos de tener la verdad absoluta agarrada por el mango o ser la última cerveza en el desierto, al participar de un evento religioso-social ajeno a sus creencias y demostrar desprecio comportándose como salvajes.

Estas personas tienen la opción de quedarse afuera, a manera de adolescente en rebeldía o protesta, al ser invitadas a un funeral, bautismo, graduación o boda, en lugares que consideren una ofensa por las posturas que representan.
En lugar de eso, entran, a comportarse como tarados.
Su inmadurez les lleva a profanar lo que otros consideran sagrado, luciendo como insolentes mentecatos faltos de educación.
Desconocen que no hay que creer o practicar algo para saberse comportar en cualquier ambiente.

Un relato viene a mi mente:

Dos adultos, una agnóstica y un alegado exateo, ahora militante de una religión cristiana en cuya iglesia vende productos naturale$, se reúnen en una iglesia católica en la que ambos fuesen bautizados de niños, con motivo de la muerte de un familiar.
La agnóstica guarda respeto durante el transcurso de la misa fúnebre.
Calla o repite rezos, que, aunque ya no practica, recuerda. Se pone de pie o se sienta de acuerdo al protocolo.

El exateo cristianizado comienza a hablar, hablar y hablar en voz alta, mientras el sacerdote oficia la misa.
Riendo a carcajadas, recuerda a toda boca sus terribles maldades de niño contra "curas y monjas" en el atrio de la iglesia, interrupiendo con ello cantos y lecturas, cual si estuviese en una plaza pública con una jienda.

La gente lo mira con disgusto.
La agnóstica, a su lado, quiere ser tragada por la tierra. No sucede.

Cuando la agnóstica balbucea palabras propias de la ceremonia, el exateo cristianizado se burla con voz de vendedor de viandas.
La agnóstica se enovaria, profiriendo un fuerte "shhhhhhhhhhhhhhh" que retumba en la catedral, paralizando la misa.
El exateo, que nunca fue realmente ateo, sino un salvaje sin cultura ni comprensión de buenos modales, se calla.
Aleluya!
La agnóstica sonríe, y, terminada la misa sale despavorida, deseando que nadie más en su familia muera o le celebren actos fúnebres religiosos con el familiar exateo cristianizado cerca.
Fin.
No creer en nada o creer en otra cosa, no es sinónimo de no participar con respeto entre creencias de otros, mostrando salvaje primitivismo carente de cultura, estudios humanistas y buenos modales.




En segundo lugar, y esto es lo refrescante, siempre hay gente noble.

Son esas personas solidarias de cualquier religión o creencia, de cualquier procedencia social o económica, que, sin esperar nada a cambio ni estar pendientes a cobrar un favor o buscar convencer a otros de sus métodos o ideas, se dan por entero a ayudar a quien atraviesa momentos oscuros.
Existen!
Incluso, sin practicar creencia alguna que no sea el amor a la humanidad.
A esto le llamo nobleza espiritual.
Son los menos.
Hay que buscarlos con lupa.


Finalmente están los bondadosos manipuladores:

Es degradante e inmoral, cuando un familiar o amigo te ayuda, a cambio de que actúes o pienses según lo que consideran correcto, o peor aun, esperando una futura remuneración, a cambio de sus favores o burlándose de tu situación para sentirse superiores.
Como chismosos, se quejan: "tanto que hice por él-ella y mira qué malagradecido, no me devuelve el favor o no hace lo que considero correcto...".

En peores casos, vienen a tu casa a imponerte cómo debes pensar, decorar, qué debes comprar o cómo resolver tus problemas (que por lo general para ellos son nada, cosas de gente débil), sometiéndote verbalmente a obedecer sus métodos que, posiblemente hasta te hunden más, pues están plagados de ignorancia y manipulación.
Hasta terminan llamándote bruto cuando no satisfaces sus requisitos, o te amenazan con no ayudarte más (mejor así, pues te libras de ellos).
Son esos seres que, cuando te hablan, te dejan alterado, agotado, deprimido, sintiéndote culpable, poca cosa ante su aparente grandeza o mejor suerte, con una sensación de histérica ansiedad que no tenías antes de verles.
Bienvenidos al mundo de los vampiros de energía!

Amoros@ lector@ que posa sus bellos ojos sobre este escrito:

Cuando alguien intente manipularle así en su propia casa, perdonen mi francés, pero mándelo al carajo!
Eso sí, hágalo con finas palabras coherentes, sutiles y sabias, y no estas que he escrito en la oración anterior.
Porque estas personas suelen ser desquiciadas, bocones arrogantes, con tendencia a volverse violentos cuando se les enfrenta.
En estos casos es mejor cortar relaciones y recordar que su casa es su casa.

Nadie puede mandar en ella, o decidir cómo manejar su vida, a menos que usted esté cometiendo actos que vayan en contra de la seguridad o derechos propios o ajenos.
Recuerda: "No te dejes engañar, busca el fondo y su razón. Recuerda se ven las caras, pero nunca el corazón."

Y esto hermanos, es palabra de mi dios cerebro.

Podéis ir en paz, que la guerra es una porquería!

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