Estoy despierta desde las 3:29 am.
La ciencia para la claridad mental y concentración necesarias para crear, estudiar, hacer research, meditar, ejercitarse, cocinar y sacar a flote deberes relativos a familia-hogar-trabajo, sembrar la tierra o hacer el amor olímpicamente, se basa en ir a dormir temprano y madrugar.
No hay otro truco posible, no al natural, no de manera gratuita.
De madrugada la gente está en silencio, ausente, callados de toda babosidad, peleas, disturbios, violencia, publicidad y sistema fallido en que vivimos.
De madrugada se entiende la libertad sin que el merendero de estiércol aprendido nos acose; tomar varios cafés, preparar desayunos hermosos (amo mi wok), analizar en qué diablos nos hemos metido en esta vida o en qué nos hemos dejado embaucar, ver algún vídeo (omaigoo, es Bruce Willis en lo nuevo de Gorillaz, aunque me gusta más esa que dice Shk-shk-shkt! Feel good!).
Cuando tu cerebro comience a pensar en política local, es la señal indiscutible de que ya es hora de volver a dormir.
El sueño masivo comienza a eso de las 8:00 am.
O todo lo anterior es cierto o es que no pude dormir porque me quedan dos días de vía.
A don Juan Antonio Corretjer, le queda solo uno.
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Edición, 3 de marzo, 2011:
Algunos enlaces a música, información o vídeos, han sido removidos de esta entrega, por su desaparición de la Red.
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