miércoles, 5 de mayo de 2010

Re-sis-ten-cia

Suelto el animal, estrujó libertad contra prados y flores
Cerrando sus ojos fotografiaba el cielo.
Sus nubes de millones de animales quería tragar, comer a mordiscos el aire.
Chupar el tuétano del viento rodando sobre dunas de colores.
Perdido en orgasmos y sabores, degolló burbujas de placer.

Vio que todo era bueno y preguntó:
¿qué es lo que falta?
Quiero descubrir razones, salvaciones,
saber qué es Universo,
libre de ataque de depredadores, degustar el placer.

Este animal hay que apresarlo, gritaron bestias en celo.
Hace más mal que el odio mismo.
Rompe silencio y corazones, rompe la duda, libera de traiciones.
Mullido, como su sombra,  enamora  robóticos servidores.

Voluntario,
¿eres tú quien deduce planetas y universos?
Tú, quien contabiliza las rayas en  muros de otros presos?
Tú, quien descubre el origen de la violencia y su final?
Tú, el que con armas de flores hace justicia donde no hay justicia.
Tú, quien decora  y diseña los nidos de lo eterno?
Tú, el que borra los memes y genes implantados por el karma?
Tú, capaz de comprender el odio?
Tú, el que habla en  lenguas?
Tú, viajero de mil tribus?
Tú, el que aprende a vivir?
Tú, el que crea y recrea, el que duda y burla para sanar?
Tú, el que succiona el amor y lo esparce en germen sobre el planeta?

Todo esto preguntaron al animal.
Pero él, como ella, no contestaron.
Acampaban tras bellas barricadas, protegiendo del fuego
La última verdad.


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