viernes, 4 de noviembre de 2011

Cuadriculado



Cuadriculado

He estado mil veces, no, decenas de veces, al filo de botar una mitad de papel cuadriculado que ronda mi escritorio-taller-ferretería-estudio-almacén, also known as “cama”. 
Hoy volví a encontrarlo mientras creaba sobres con papel reciclado y pega hecha en casa.
En una de sus caras, contiene un escrito garrapateado con tinta color púrpura. En la otra cara, hay anotados varios teléfonos y datos de emergencia, también en color púrpura, que no he transferido a un lugar más adecuado, a una libreta, digamos, de esas que usábamos cuando anotábamos datos con bolígrafo sobre papel en orden alfabético (para no enloquecer al buscarlos), algo muy recomendable.
El manuscrito data de hace más de un mes. 
Por aquellos días, todos enfermamos en casa de golpe y porrazo, malamente, justo cuando no quedaba un centavo, pero sí mucho mes. 
Fue así como, debiendo dos meses del ridículamente costosísimo-asalto a mano desarmada servicio de Energía Eléctrica en Puerto Rico, tuvimos que endeudarnos también con la farmacia. 
De pronto, la nevera se dañó; los alimentos hubo que botarlos. 
Increíble como parece, al día siguiente el agua comenzó a salir del piso del baño, inundando toda la casa.  Estuvimos una semana sin agua, hasta que alguien destrozó la pared del baño y encontró un tubo roto, dejando un cráter que aun no se ha cubierto, y en cuyo hueco se ve el rostro de Jesús, o de cualquier filósofo, profeta, santo o héroe de su preferencia. (Por la módica suma de $5.00, podrá orar a su rostro favorito durante un minuto
Esa misma noche, la electricidad se cortó por completo, debido a efectos de humedad del pantano en el techo, mismo que no se ha podido sellar. Por suerte, vino un chapucero, taladró puertas y marcos de puertas, dejando un mapa antiestético de cables rojos trepando como araña asesina por las paredes, para dizque “darnos luz”. Se fue contento con su obra, pero resultó que, tal aborto de la naturaleza, cruzó todos los cables de la casa.  
Ahora encendemos la luz del baño en el pasillo, la de la habitación en la otra habitación, y la del pasillo en el carajo del cerebro del "ser de luz" que dejó todo tal cual, y nunca regresó (ni que lo intente).
En fin, no sé por qué no he botado este papel cuadriculado, ¡este puto papel lleno de recuerdos de crisis! 
¡Debería quemarlo! Pero con la racha que tengo, mejor no arriesgarme. Y sí, escribí "carajo" y "puto" en un mismo párrafo. 

Pero no era de eso que iba este post.  Iba del papel cuadriculado escrito en ambas caras con tinta púrpura.
Creo que no lo he botado porque, en el lado contrario a datos de emergencia, escribí lo siguiente alumbrada con velas:

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Ellas temían a la lluvia
A la correa, al Cuco
A fosforitos que se agitaban en la noche
A un gesto
A un carraspeo
A un grito
A todos los gritos
de su cuerpo
Al machete de papá cortando ruidoso
por aquí, por allá
Innecesariamente
Sin más propósito que amedrentar.

Ellas, mujeres todas, fueron lactadas y educadas
para proteger y eternizar 
la llama del terror
a la Libertad.

A mí no me lactaron.
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:
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Desde la Isla de la Violencita, yo también soy el 99%.
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2 comentarios:

Yarisa Colón Torres dijo...

Me conmueve mucho esto que has escrito. Espero que esa racha ya se haya ido lejos lejos lejos! Y gracias por compartir siempre. Tu escritura aviva partes en mi cerebro que no suelen avivarse cuando leo! Eso es hermoso! El poema también es hermoso.

Ana dijo...

Gracias, Yari!

La racha, pasa...
Run, racha, run!

Gracias siempre (de nuez), por leer!
=)

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