viernes, 31 de mayo de 2013

Escarpias

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Dices que fue una pesadilla. 
Que despertaste a esas horas y no escuchaste nada. 
Solo a changos-cuervos madrugadores. 
Dudas. 
Siempre dudaste.   
Pero esos pájaros nocturnos guardianes de vida y madrugadas no podían ser los que hiciesen tales ruidos, lamentos, jadeos, quejidos, cuchicheos erótico-sexuales. 
Pensé en serpientes, en palomas sabaneras, en iguanas mordiendo ramitas, en gallos que en patios vecinos comenzaban a cantar, roncos por la polvorienta y dieselosa contaminación. 
Pensé en perros abandonados (por estos mundos se multiplican), en gatas pariendo. 
Nada conforma una respuesta. 
El insomnio muestra sus dientes, escarpias de la muerte que viene a por su presa: hipocresía, doble discurso, sumiso envalentonamiento de débiles en alucinógeno, cómplices de mentiras. 
No tengas miedo.



©ALR, Puerto Rico, 2013

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