Hoy pasé tres horas en el Tribunal de mi pueblo solicitando ciertos documentos.
Hice fila tras un personaje, el cual llegó a intrigarme si estaba con vida o era uno de esos hombres estatuas que se presentan en las calles, pero no estaba pintado de blanco.
De pronto apareció un señor de unos 60 años, muy despierto y animoso, y comenzó a desesperarse con el hombre estatua. Le dijo, mira, acércate más para que la secretaria sepa que estás en fila. Yo sonreí, porque al fin me di cuenta que el hombre respiraba.
Pero lo más impactante fue el señor animoso. De pronto saltó sobre mí y se anotó antes que yo lo hiciera en el listado para ser llamado antes.
Recordé algo que escribió Edwin Vazquez hace días, respecto a gente que se salta a otros que ya esperan, pero no me sentí con energía de reclamar mi lugar, mientras mi azúcar bajaba tras haber esperado una hora en mi auto bajo el sol.
Simplemente le dije, yo estaba antes en fila, pero como usted es mayooor de edad, le cedo mi lugar (decirle batracio se me evaporó por los ojos brujos). Me miró con disgusto (el colmo). Parece que el alargamiento de vocal no le gustó. Lo llamaron, fue atendido y se marchó.
Nada nuevo.
En este país se cultivan muy pocos caballeros.
Más bien parece cultivamos engreídos y máquinas de consumo ególatra.
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1 comentario:
!!!Kaipo!!!
Grazie per il vostro commento!
Cierto que los caballeros están en peligro de extinción,
por eso cuando me case, lo haré con uno.
Saluti dalla bella isola!
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