
Prometeo tiene sed. Ingiere medio galón de manzanilla y mientras duerme, realiza una protesta por las altas esferas. Allí decide reencarnar en un planeta donde los sábados ni la tele existan y el conocimiento de los dioses sea accesible a todos como derecho inalienable.
Prometeo aun no nace.
Mientras tanto la tele y su escoria se apoderan del mundo.
3 comentarios:
Esta versión del mito está genial. Me identifiqué muchísimo. Estoy con órdenes de reposo. Cuando me aburro y me da por prender el televisor siento cómo mis neuronas me abandonan una a una, jejeje
Así que ahí estaremos día tras día siendo devorados por el águila televisivo!
Ana, lo siento pero has sido elegida...pasa por mi blog...
No apta, Madam, gracias por compartir mi afección por la TV :).
La tolero en las mañanas mientras desayuno, pero los sábados, me produce una sensación extraterrestre.
No apta, ya vi de qué se trata...
A ver de tantos, cuales posteo. :)
Publicar un comentario