Mi piace il cioccolato

Hace muchos años percibí el chocolate tiene “algo”, mas allá de ser una simple golosina. No tenía idea de qué, pero los científicos se han encargado de nombrar sus propiedades y beneficios.
Sus cualidades antioxidantes benefician el flujo sanguíneo y estimulan las endorfinas, entre otras maravillas, al consumirlo diariamente. El mejor, el oscuro bajo en azúcar y grasa.
En otras palabras, adiós farmacéuticas y a invertir en el cacao como fuente de salud mental y física.
Desde niña tuve la fantasía de nadar en un río de chocolate, así como en Charly and the Chocolate Factory, ahora resulta que los “spas” ofrecen tal tratamiento que hidrata la piel y seduce los sentidos.
En lo personal pienso que los tratamientos a base de algas marinas pueden ser más curativos, pero la fantasía de hacer “splash” en la bebida de los dioses, reyes y guerreros, perdura.
He aquí mi respuesta:

Económica:

Ve coleccionando todos los chocolates a tu alcance estos días, principalmente los “dark”. Los hay en oficinas, entre amistades, cajas de regalo, etc. Puedes fingir que los comerás o que son para tu abuelita, pero recuerda no atracártelos todos, pues la idea es que estés “besha”, no ser Miss Piggy.
Derrítelos en baño de María con dos cucharadas de mantequisha, digo, mantequilla. Si tiene nueces o almendras las sacas, las mueles y te haces una mascarilla. Cuando el chocolate esté no muy caliente, te untas sobre toda la piel limpia y te quedas como momia por media hora. Puedes cubrir el embadurnamiento con plástico de cocina o gasa y de paso das un paseo por la acera o balcón. ¡Será una experiencia para todos los sentidos!
Recuerda reservar varios chocolates para degustarlos mientras esperas y escuchas música, si es que puedes moverte.
No se te ocurra fumar pues la grasa es combustible.

Menos económica:

Compra cacao en polvo sin azúcar, del utilizado en recetas. Disuelve en agua caliente su contenido y viértelo en la bañera llena de agua caliente. Aprovecha para darte masajes anticelulíticos con un cepillo de goma o pulir tu cabello con secador (ni se te ocurra esto último a menos sea un secador a prueba de agua).
Velas, vino tinto, champagne, música, compañía y otros eventos creativos, quedan a tu discreción.
Garantizado que tendrás un día de limpieza luego, pero la belleza cuesta. (Airheaderías)