El déspota del vulnerable,
dejó gorriones sin hogar
en el paisaje mustio de mentiras.
Ellos partieron resignados al viento,
asidos a bandadas de egoísmo,
más queda un ave en mi jardín,
sin alas,
las perdió anhelando el paraíso.
Mi corazón se ensancha hasta tocarle
y crecen alas en mi espalda,
enlazando en besos su alma y la mía.
© A L R
1 comentario:
Hermoso Ana, espero todo este bien
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