sábado, 12 de agosto de 2006

Feng Shui

Esto no es un vertedero a orillas de alguna carretera de la isla. Es el techo de una casa.
Analicemos la imagen:
¿Cómo llegaron allí tales objetos, subieron solos, los lanzó el viento, los fueron acomodando cuando botaban vejestorios por no esperar que un camión se los llevara, o porque el servicio de recogido de escombros no existe? Es un misterio.
Los envases plásticos están colocados de manera que no almacenen agua, indicando conocimiento de prevención de dengue hemorrágico. Un punto a favor.
Hay varias cosas que pueden volar convirtiéndose en proyectiles en caso de huracán. Perdieron el punto.
La manera sutil casi sofisticada de apilar con dejadez y un toque chic el basurero, simulando descuido (si observa de cerca notará que cada objeto se distingue de entre los demás), ¡qué detallazo! Y ni hablar de la pila de bloques, en realidad una silla de arte moderno, para observar la luna llena.
El tubo con sombrero de paila de pintura (no sirve para bailar, a menos seas Barbie) y el tanque de agua, sirven de reloj solar. ¡Ecológicos!
Los cables al garete rodeando la torre de cosas, sirven para hacer con todo un enorme collar símbolo de la decadencia boricua, una vez agujereados los objetos con un clavo que seguro está incluído. ¡Arte con objetos encontrados! ¡Cultural!
Los cuatro elementos: aire, tierra, fuego, agua, todos en función. ¡Feng shui!


No hace falta ir a China o a la Conchinchina, para conocer la extraña y mística ciencia del orden y la limpieza. Nuestros problemas como pueblo responden a patologías psicosociales que comienzan en el útero materno, infiltrados en nuestra memoria colectiva.
Continuará.

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