A J.J.
Me dices que nadie es héroe por hacer lo que es su deber. Cuánto he aprendido de ti. De ti, que te quiero tanto, que te he llorado, que te he reído.
Pero estoy lejos.
Lejos de comprender cómo se hace lo que se debe.
He sido una rata. De esas que no saben amar y van delirando amor patéticamente.
Sabes que podría ser peor.
En cambio hay gente admirable, despierta.
Tú eres uno.
Te has levantado del dolor una y mil veces, del discrimen, de los temores aprendidos, de la parálisis, de la homofobia, del odio mismo para tocar tus sueños, viviendo el presente.
Quisiera ser como tú.
Quisiera que bastara con quererte, con decirte que estoy de tu lado.
Pero hoy sólo sirve estar contigo en lo irremediable que desgarra.
Y es que percibo que vuelven días mojados.
Estoy aquí ganando tiempo para contarle a mi madre, que me llamaste de madrugada.
Hermano lindo, primito héroe, no nos perdamos cuando tití ya no esté.
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