viernes, 18 de enero de 2008

Jiichi ma pú, ruiseñor guerrero


¡Jiichi, Jiichi ma puu!
Lo llamo bajito desde mi ventana, sin soltar la manzana envuelta en papel toalla en la cual sumerjo mi cara.
¡Jiichi!
Y le tiro un beso, penetrando la dimensión en que pétalos amarillos surgen de su cuerpo abriéndose como flor.
¡Jiichi!
Muerdo la manzana y le sonrío.
Jiichi se sacude sobre el hierro forjado de la escalera en el patio de la casa vecina y con su pico alargado parece bailar nerviosillo el buga buga.
Canturrea un poco y se dispara al aire haciendo una graciosa voltereta que muestra su pecho blanco y su pancita linda de ruiseñor frente a mi ventana, continuando su vuelo hacia el sur a nivel del techo.
Jiichi ma pú ha sentido mi amor y yo el suyo.
Alguien me dijo que, si comía alimentos preferidos por los pájaros, terminaría siendo uno.
Veo que mintió.
Apenas me dicen tu nombre telepáticamente cuando se les antoja.
Será porque no como insectos.



Imagen: Luscinia megarhynchos, Dr. Luis A. Pagán

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