“In order to love
Something you have to
Have seen it or heard it
.
For a long time, you bunch of idiots”
:
Amando al monstruo interno
Si fuera pequeña, habría llorado hoy un montón hasta ahogarme con mocos, cuando me subí sobre el tope liso de la estufa eléctrica para alcanzar el pop-corn, porque tenía bajón de maíz.
Si fuera pequeña, también habría llorado un montón si hubiese tenido a un adulto regañándome histérico, cuando notifiqué voluntariamente la nueva nueva de la estufa, por lo que habría sido más fácil salir huyendo de la cocina, o mejor aun, de la casa, antes que enfrentar la inevitable pregunta:
¿No sabes quién rompió el tope de la estufa?
Para la cual habría tenido dos opciones por respuesta:
A. Nooo, ¿de qué hablas?
B. Decir sonriendo, ¡sí, fui yo!
Pero soy adulta.
Lección 1:
Indiferentemente de qué decida responder, puedo amar a mi *monstruo interno sin autocensura, sin culpa, ni crisis de pánico.
¿Para qué más censura de la que nos impone el exterior?
Veamos:
- Er…oye, ¿cuánto crees que cueste el tope de cerámica de la estufa?
- ¿Ahhh? No sé. ¿Por qué preguntas?
- Es que acaba de romperse (mirando al techo).
- ¿Quééé?
- Nada, es que me subí sobre él para…
- ¡¿Que te subiste sobre él (gritando)?!
Pausa.
La gente siempre formula preguntas con lo que se les afirma, casi siempre seguidas de un ¿por qué?
Play.
- ¿Y por qué te subiste a la estufa (se los dije)?
Lo normal sería avergonzarse y comenzar una serie de explicaciones tontas y arrepentidas que llevan a una a terminar de rodillas pidiendo perdón por desear comerse un vil pop-corn de microondas. Como si la ruptura del tope de cerámica latigando las costillas del bolsillo ya en crisis, no fuese suficiente castigo.
Eso nos lleva a la lección 2.
Lección 2:
No te autocastigues. Mejor, confúndelos con tu respuesta.
- Resulta que (con expresión seria y convencida), estaba yo muy tranquila limpiando la mesa y de repente sentí algo muy extraño en mi cuerpo.
Una fuerza me elevaba suavemente sobre el suelo.
¡Fue hermoso (poner cara de santo levitando)!
En cosa de segundos estaba a unos 3 pies sobre el nivel del suelo, y cada cosa que pensaba o miraba parecía convertirse en un mandato de hacia dónde mi cuerpo debía dirigirse.
De repente y por alguna misteriosa razón, mi mente pensó en pop-corn, por lo que inmediatamente levité, hasta quedar flotando sobre la estufa, y la puerta del gabinete que contiene el preciado maíz mágicamente se fue abriendo.
En eso tú (involucrar en culpa al investigador) apareciste y la magia se evaporó, cayendo mi cuerpo de rodillas sobre la estufa.
Ufff, fue horrible, aunque sublime, porque…
- Ay, ¡ya plis! ¡Pues nos chavamos, porque acaba de dañarse la lavadora!
Lección 3:
Analizar el suceso en términos clichosos de libro de autoayuda:
Quien te ama, te conoce y te acepta como eres, sin necesidad de explicaciones.
De necesitar explicaciones, releer lección 1.
*monstruo interno
Animal que deambula a cualquier hora y bajo cualquier circunstancia nuestro cerebro, boicoteando nuestros actos y toma de decisiones.
Se le atribuyen eventos como:
Dejar las llaves dentro de la casa o auto.
Derramamiento de avena en microondas.
Usar shampoo como gel de pelo.
Ponerse la ropa interior al revés, entre otros.
No confundir término con "estar enamorado-a", animal con capacidades letales, algunas aun desconocidas por la ciencia, sumamente peligroso.
Imagen: Gessica Tiziani, The monster is in me
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