lunes, 26 de mayo de 2008

Ajeno


Ajeno

El mal ajeno corre como niño hyper en la sien de la crítica
cargando cubos de agua para descargar desechos
propios, de todos
tonificando sus brazos.
El músculo sobre el hueso no es tan perceptible.
:
El mal ajeno no rinde planilla
vive al amparo del Tío Sam a cambio
de carne de cañón,
de celebrada indiferencia.
O sobrevive deserción, ignominia
come cada día lo mismo
con tal de no ser escupitajo triunfal,
sanguinolento
de acosadores que cobran cada favor,
esos que tanto “le han querido”.
:
El mal ajeno huele a cadáver,
de sueños, de mascotas,
de ratas muertas como única alegría.
Duele más a quien le duela, pero alimenta
la cerrazón del mal propio.
Siempre lo ajeno es alivio que motiva.
:
El mal ajeno nunca goza vacaciones,
se olvida de horas y fechas,
se aísla,
cortesía de algún mecenas, mientras se entrena
y se arma
de espacios, puntuación y letras.
A veces sueña
cambiar por 'R' la 'L' en su historia,
y lo escucha sumergido;
él lame azul sus entrañas
en paralela armonía.

Íntimos mal y mar.


© ALR, 2008, Puerto Rico

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