“No le temo a la muerte, sólo que no me gustaría estar allí cuando suceda”
Woody Allen
Woody Allen
Exhumación
En casa sólo se hablaba de los muertos para decir cosas buenas o chistosas.
Si alguien removía una sombra explicando el origen de otras sombras (que era casi siempre), nos callaban.
Entonces llegué yo, con esta manía de beber de la vida su vino, su miel y su veneno.
¿Y ese muerto era blanco o negro? ¿Era racista por imbécil o por resentimiento? ¿Le gustaba la música, el baile? ¿Era controlador con ataques de histeria? ¿Pensaba que ricos o pobres eran malos o buenos? ¿Tenía amantes y vicios cuando se plantaba el domingo en la iglesia? ¿Leía y de hacerlo qué leía? ¿Era beato martirizado con el pecho explotando de angustia? ¿Cómo era su vida sexual, ausente, de cerdo o de conejo? ¿Era aventurero? ¿Qué creía del amor?
Y es que los investigados siempre eran exvivos de extremos.
Pero ante la insistencia, evasión, silencio, indiferencia.
Dejemos los muertos “en paz”. Lo muerto, muerto está. Y el clásico, ¿para qué andar desenterrando muertos?
Para entenderlos, ¿quizá? Para sentir ganas de sacarlos de sus tumbas y entrarles a galletas, quizá.
Para que me expliquen a sus vivos, siempre con muertos colados en sus razones, en su temor, en sus creencias, en su rabia, en su silencio, en su reflejo egoísta del mundo aprendido.
Para que me aclaren de qué estamos hechos.
¡Ay! ¡Pobrecito! ¡Pobre muerto que nos jodió la vida!
Entonces lloramos.
Si alguien removía una sombra explicando el origen de otras sombras (que era casi siempre), nos callaban.
Entonces llegué yo, con esta manía de beber de la vida su vino, su miel y su veneno.
¿Y ese muerto era blanco o negro? ¿Era racista por imbécil o por resentimiento? ¿Le gustaba la música, el baile? ¿Era controlador con ataques de histeria? ¿Pensaba que ricos o pobres eran malos o buenos? ¿Tenía amantes y vicios cuando se plantaba el domingo en la iglesia? ¿Leía y de hacerlo qué leía? ¿Era beato martirizado con el pecho explotando de angustia? ¿Cómo era su vida sexual, ausente, de cerdo o de conejo? ¿Era aventurero? ¿Qué creía del amor?
Y es que los investigados siempre eran exvivos de extremos.
Pero ante la insistencia, evasión, silencio, indiferencia.
Dejemos los muertos “en paz”. Lo muerto, muerto está. Y el clásico, ¿para qué andar desenterrando muertos?
Para entenderlos, ¿quizá? Para sentir ganas de sacarlos de sus tumbas y entrarles a galletas, quizá.
Para que me expliquen a sus vivos, siempre con muertos colados en sus razones, en su temor, en sus creencias, en su rabia, en su silencio, en su reflejo egoísta del mundo aprendido.
Para que me aclaren de qué estamos hechos.
¡Ay! ¡Pobrecito! ¡Pobre muerto que nos jodió la vida!
Entonces lloramos.
Casi nunca por ellos.
En “el fondo” sabemos que sólo nosotros quedamos aquí, vivos-muriendo.
Intentando cambiar la historia legada, que por lo general repetimos, porque nunca nadie la examinó.
En “el fondo” sabemos que sólo nosotros quedamos aquí, vivos-muriendo.
Intentando cambiar la historia legada, que por lo general repetimos, porque nunca nadie la examinó.
2 comentarios:
ME HAS HECHO REIR, MUY BUENO EL POST. EN LO QUE A MI CONCIERNE, NO VOY A VER MUERTOS Y MUCHO MENOS HABLO DE ELLOS, QUIZAS COMO TU DICES, MIS TEMORES, O POR LA ALEGRIA DE QUE HALLAN MUERTO, ALGUNOS. OTROS PORQUE ES MUY DOLOROSO RECORDAR QUE LO ESTAN.
ABRAZOS
Jeje, por la alegría?
:D
Quizás es parte de nuestra cultura el no hablarlo. A veces libera hacerlo, dependiendo cómo se haga, ante todo si buscamos superarlo.
Bastante delicado.
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