Y DIOS es la locura
la grata beldad del exilio
la impronta que no tiene impronta,
el extranjero,
la cerrazón de alegría que perturba
al Electo.
¿O es que tú, manumitido de los cierzos,
no entiendes lo que es la paz,
ese orto, ese orto
que aún tiene la prestancia de llamarme su hijo?
No puedo ahora cantar,
decir el día que vivo, cuando la hurí me espera en el desierto
y una chicharra me avisa de la familia tremenda
que hay en todo nimbo.
Estoy con los pobres ahora,
los infelices claros,
los mendigos que hacen de la rosa
una gran corona de estupor.
Estoy con los pobres, digo,
y los labios no suenan a mentira
porque el Silencio me prohíbe,
me hace ser pulso dual en la azucena.
Mi Madre me lleva de la mano
hacia donde no hay espacio,
me levanta hasta el yo bien escondido,
me presenta al que fue bajo la ley de Dios
un río extático que no vuelve a jugar con el mar.
Sí, he aprendido esto:
Soy el separado,
el que evita la extrañeza del mundo,
el solo solo solísimo
que roba de la concha
el latir indecible de los pájaros.
Francisco Matos Paoli, de Canto de la locura.
Pobreza espiritual.
Puerto Rico, ¿paraíso de paupérrima conciencia?
Dos palabras: odio y desesperación.
Así defino la ola de violencia y suicidios que desangra a mi país desde comienzos de este año, desde hace más, diría yo.
¿Por qué semejante odio contra nosotros mismos? ¿Por qué tanta autodestrucción, depresión y trastornos de ansiedad disparando contra sanos, ilesos y enajenados, de la misma forma que destruye a quienes lo viven directamente?
¿Por qué este horrendo grito?
Es interesante que, agencias y expertos se atrevan a blasfemar, diciendo que en base a estadísticas de años pasados todo está “normal”, y en eso ocupan su asalariado tiempo.
¿Qué demonios importa aferrarse a estadísticas como Biblia bajo el brazo?
¿Qué han y qué hemos comenzado a hacer ante lo que nos pega en la cara?
Cada nuevo acto considerado simple número, lacera más profundamente la conciencia y dignidad de todos.
Lo anterior nace de la terrible noticia del día, hoy en Puerto Rico:
“Un obrero de la construcción del Hospital de Veteranos, en el sector Monacillos de Río Piedras, se privó de la vida ahorcándose de la grúa que operaba a 120 pies de altura.”
.
Allí le vio todo el que pasó o estaba cerca, meciéndose inerte, ausente, ya arrojado fuera de sí todo su odio y desesperación, bañándonos en ellos, esparciendo oscuridad.
No alardeo de sanidad mental juzgadora, ni soy experta en el tema, pero como madre, mujer, hija, poeta y ciudadana, me niego a abrazar la conformidad, la vista larga y el silencio, del mismo modo en que apoyo la eutanasia, la decisión de abortar de una mujer o el matrimonio con todos sus derechos entre personas de mismo género.
Puerto Rico necesita realizar un enfoque hacia la salud mental, hacia la autoestima, hacia la reeducación que nos libere de todo lo autodestructivo aprendido, hacia la máxima prioridad de la vida, la vida misma; aunque para hacerlo, deba romper paradigmas y establecer métodos sin precedentes en el resto del mundo.
Tenemos que hacerlo hoy, desde este momento, o no seremos demasiados para contarlo, porque como consecuencia de tanto nefasto, cada día más preferirán marcharse y recordarnos desde lejos.
La otra cara del suicidio: ¿eutanasia colectiva?
Lo siguiente es un comentario dejado en uno de los diarios locales de la red, con respecto al referido suicidio en plena vía pública del obrero.
Por su contenido, me pareció necesario compartirlo:
“No hay peor ciego que el que no quiera ver, que nuestra isla está sufriendo por culpa de una patología de violencia implantada de años de colonización y americanización. La deuda mental y económica es tan grande que el pueblo no se atreve a reclamar independencia total para nuestra isla. No se nos ha permitido reclamar esta independencia incluyendo la independencia emocional/mental y continuamos tolerando porque es lo que un pueblo colonizado sabe hacer. Esa mayoría tiene que despertar pronto y hacer un cambio radical!!”
A través de la historia, se conoce de suicidios colectivos de diversos pueblos, como escape ante la opresión y presión impuesta por algún imperio y la coerción de libertad. Eran pueblos libres en armonía con la naturaleza, sus costumbres y creencias.
Nosotros, aguantamos más en estos tiempos de pildoritas mágicas, tratamientos y terapias, distracciones globalizadas, tecnología, y el largo etcétera del ego.
Aguantamos, como olla de presión que al mínimo paso de la brisa, estalla en un grito o en silencio.
Pero basta ya de dejarnos manipular por la rabia y el miedo.
Debemos amarnos y amar la vida hoy, más allá de lo material, de las deudas, de lo aparente, de lo que se pierde en un instante, pero que siempre fue inerte.
No como la vida, cuando se pierde jamás se recupera.
A continuación lo que escribí ayer en mi diario personal, acerca de lo profético en los versos de Francisco Matos Paoli, poeta puertorriqueño, con respecto a nosotros como pueblo:
“Veo que estos, mis pobres ricos, se van d i s t a n c i a n d o, como mar que se abre, lejos de sí mismos, creando una división de clases sólo evidente en titulares, sólo evidente en las palabras violencia y paz, en un país en que se nos vende el sueño de superación, de mejor calidad de vida para todos, a través de la educación y el trabajo, de las cosas materiales obtenibles. Poco se nos habla del respeto por nosotros mismos…
…Cuánto quisiera no entrar a una oficina o lugar público en que tengan prendida la TV, siempre pasando noticias de muertes, tragedias, dolor e injusticia en esta pequeña isla tan llena de gente. Que cuando me tropiece con un periódico, mis ojos no se posen automáticamente sobre los titulares de más aumentos, más tragedias, más pobreza espiritual enraizada en la pobreza material, manipulada por poderosos indiferentes.”
Sí, ¡cuánto quisiera!
¿Quisieras tú lo mismo?
*Ver nota relativa al suicidio en comentarios (discurrĕre).
3 comentarios:
no es que sea conformismo pero es que tampoco se puede desinformar a las personas.
lo que yo he vsto es como diferentes grupos han utilizado los suicidios en PR para ventajeria y definitivamente no ayuda en la siqui colectiva del puertorriquenho.
Hay quien se queja de que por andar informando estos casos, otros repiten su ejemplo.
Ataponar con silencio tales sucesos no ayuda en nada.
Lo que sí es delicado, es cómo lo informan los medios.
En cuanto a grupos que estén usando tragedias ajenas a su favor, merecen ser identificados de inmediato y puestos en lista de enemigos de nuestro país e historia!
Ya bastante tenemos con la indiferencia y la burla de quienes sólo muestran miedo y desconocimiento.
El estigma para nombrar cualquier padecimiento mental y-o neurológico y marginarlo, parece sacao de tiempos oscuros en que demonizaban encerrándolos como animales, explotándolos con electros y duchas, practicándoles exorcismos o lobotomías sin diferenciación de condiciones.
Ese estigma, igual que ciertas creencias religiosas (como en la peli alemana Requiem) acrecenta el autorechazo y odio por sí mismos y el mundo, en algunas personas que a lo mejor pudieron salvarse aprendiendo a vivir con nuevos paradigmas.
Educar y hablar del tema sin tapujos, a nivel psicosocial y científico es la herramienta.
A quien lea esto y esté pensándolo, le digo:
La vida no es sólo la basura material, las ilusiones. No des gusto a los que inventaron cómo tenemos que ser, actuar o qué debemos tener para vivirla!
Busca ayuda ahora mismo, ahora mismo!
TODO tiene solución!
Háblalo!
Escoge vivir!!!
Estoy de acuerdo ana mira me gusta como piensas y te voy a vincular a mi blog por que. el mio tiene la misma mision que el tuyo, concientizar a las personas sobre dichos sucesos y tratar de hacerlos reflexionar y cambiar.Soy la misma chica que comento sobre lo de las excavacione arqueologicas de ponce y como nos estan despojando de nuestras riquezas culturales.
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