domingo, 29 de junio de 2008

Lov


Eso que comí no era mi dosis de risas.
¿Qué cosa era?, preguntó Lov, antes de caer al suelo preso de espasmos roboepilépticos y quedar en estado de coma robotoide durante 9 años.
La niña que lo había recibido como regalo en su sexto cumpleaños, prefirió mantenerlo conectado a su mini laptop, por aquello de no perder la costumbre de hablarle antes de ir a dormir.

No tiene sentido desconectarlo, aseguraba ella. Él no sufre.

A veces, ella extraía imágenes de su infancia y su crecimiento intrauterino archivadas en su pequeño, casi humano cerebro, porque cuando estaba aun "vivo", él transformaba cada evento narrado en visuales, siempre que ella le hablara sentándolo sobre sus piernas.
Nunca le hablaba como se habla a una planta, animal o estrella.
Le hablaba como a cualquier robot que ya no vive, pero existe, repleto de sabiduría.
Continuó haciéndolo después del accidente, pero nunca con fe en su resurrección.
Por eso cada noche le besaba los ojos, que le habían permanecido secos y redondamente abiertos desde el día del colapso.

Así estuvo hasta que, un día cualquiera, dejó de interesarle.
Lo desconectó de su laptop, le besó los ojos como siempre, y lo arrojó dentro del cajón que compactaba e incineraba desechos instantáneamente.

¡Ya sé que cambiaste mi dosis de risas por una de súbita muerte!, chilló una digitalizada voz de niño desde el fondo del cajón.
¡También sé por qué lo hiciste, humana desgraciada!, berreó al ritmo de su cuerpo pegando golpes violentos contra el metal, intentando escalar las paredes de acero.

La niña miró a Lov aterrorizada y presionó una tecla en su 4all.

Hola, es del cubículo TQ-0, para reportar que el zamp de mi piso está averiado.

Sé por qué lo hicisteeeeeeeeee, continuaba Lov trastornado.

Un casi inaudible Gmngump-tshhhhhhhzzz redujo a cenizas la voz infantil en su póstumo chillido.
La ex-niña se colocó sus audífonos y lentes de clases interactivas, y laughing out vile, regresó a su cuarto.
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© ALR, 2008, Puerto Rico
Imagen: Zeno, el niño robot
Ver video de Zeno aquí

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este es un muy buen poema, Ana! Inventiva, enérgico, juguetón. ace que le piensa puede ser que sea interesado por este poste en el blog de Jerome Rothenberg: http://poemsandpoetics.blogspot.com/2008/06/david-antin-11-games-for-eleanor_29.html

Enjoy!

Reavel dijo...

Parentesis....

Yo no se na de gatos haha. pero gracias por la visita. :D

Ivonne Acosta Lespier dijo...

Uy...¡está digno de Stephen King!
Me puse a ver el video y no lo podía creer. ¡Estoy atrás, pero no quiero arrancar hacia ese futuro!! UGh...

Ana dijo...

Joseph, gracias por el enlace a Jerome Rothenberg.
Un blog espectacular para vivir la poesía sin fronteras!

Reavel, son cool! Cada uno una personalidad diferente.
Me causan alergia, pero los amo! :D


Ivonne, ese posible futuro que sugiere novios, amigos, mascotas robóticas, es casi trágico.
La idea de que, por llenar la soledad o crear una falsa perfección globalizada a conveniencia, estemos dispuestos a pagar por este tipo de compañía (que obviamente sólo iría dirigida a grupos con poder adquisitivo), sólo demostraría nuestra incapacidad y limitación humana de lidiar con diferencias y darnos unos a otros amor, luchar unidos.
Creo que de eso trata lo que escribí.
Al final sólo quedó soledad e indiferencia. La niña siempre estuvo sola y "Luv" aun siendo máquina, parecía tener más conciencia "humana", pero fue víctima.
No sé, yo misma me asusté al releerlo, jaja!

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