Al canal de TV del Gobierno de Puerto Rico:
Disfruto de su programación dirigida a educar y enriquecer al pueblo.
Podría nombrar varios programas que he visto muy buenos, excelentes algunos, pero para no dejar a nadie fuera, no lo haré.
Sólo deseo comunicar que, por favor, definan la claridad de su imagen visual y mejoren su audio de una buena vez, de manera que, el apreciar un cortometraje, documental o programa educativo, no se convierta en tortura de la cual quiero escapar cambiando de inmediato a un canal extranjero.
Agradecida,
La tele-vidente.
2.
A las campañas políticas de cualquier partido en Puerto Rico:
Admito desconocer en qué fundamentan su estrategia publicitaria, de manera que, prevalece la visión de que en nuestro país, la mayoría de votantes se compran o convencen según el nivel de ruido que puedan hacer en las calles, ante todo, cuando pasan por algún barrio o urbanización y dejan su “tumbacocos” antiecológica detenida al frente de casas, sin inmutarse ante posibles reacciones que pueden fluctuar desde un ataque epiléptico, ataques de pánico o histeria colectiva bailando como posesos al son de sus “jingles” sin saber ni a qué candidato pertenecen.
No sé de dónde proviene la falsa idea de que, motivados por tal estruendo ensordecedor y enfermizo que raya en la falta de respeto y sensibilidad humana, y subestimando nuestra inteligencia colectiva, el día de elecciones todos vamos a madrugar a espera de que abran las puertas de escuelas de votantes, para hacer una sola cruz debajo del partido político que más ruido hizo.
Que las cosas hayan sido antes de algún modo, no quiere decir que sean correctas o efectivas, o haya que perpetuarlas.
Sólo la mentira obliga y somete, grita y patalea con tal de enamorar.
Por mi parte, mientras más ruido, letanía, mantra, gritos, regalitos y delirios visuales de besos a bebés y abuelitas, panismo momentáneo con grupos religiosos y gente necesitada ustedes me provean como herramienta de convencimiento alguno, más confiada estaré al asumir mi derecho a no votar.
Por ninguno!
Si aun así persisten en su afán, inviertan en repartir entre la población lo siguiente:
Pueden adquirirlos al por mayor según el color que les identifique.
La tele-vidente.
2.
A las campañas políticas de cualquier partido en Puerto Rico:
Admito desconocer en qué fundamentan su estrategia publicitaria, de manera que, prevalece la visión de que en nuestro país, la mayoría de votantes se compran o convencen según el nivel de ruido que puedan hacer en las calles, ante todo, cuando pasan por algún barrio o urbanización y dejan su “tumbacocos” antiecológica detenida al frente de casas, sin inmutarse ante posibles reacciones que pueden fluctuar desde un ataque epiléptico, ataques de pánico o histeria colectiva bailando como posesos al son de sus “jingles” sin saber ni a qué candidato pertenecen.
No sé de dónde proviene la falsa idea de que, motivados por tal estruendo ensordecedor y enfermizo que raya en la falta de respeto y sensibilidad humana, y subestimando nuestra inteligencia colectiva, el día de elecciones todos vamos a madrugar a espera de que abran las puertas de escuelas de votantes, para hacer una sola cruz debajo del partido político que más ruido hizo.
Que las cosas hayan sido antes de algún modo, no quiere decir que sean correctas o efectivas, o haya que perpetuarlas.
Sólo la mentira obliga y somete, grita y patalea con tal de enamorar.
Por mi parte, mientras más ruido, letanía, mantra, gritos, regalitos y delirios visuales de besos a bebés y abuelitas, panismo momentáneo con grupos religiosos y gente necesitada ustedes me provean como herramienta de convencimiento alguno, más confiada estaré al asumir mi derecho a no votar.
Por ninguno!
Si aun así persisten en su afán, inviertan en repartir entre la población lo siguiente:
Pueden adquirirlos al por mayor según el color que les identifique.
Amorosamente,
La no afiliada con tinitus.
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