martes, 23 de diciembre de 2008

Poe


Poema, ¡quieto ahí o te mueres!

Pero si yo sólo…

¡Yo solo nada! Todos saben que estás solo, deja de hacerte inatrapable.

Pero ¿y Killernbayday, Descai, Pornógrafa…?

¡He dicho silencio! ¡Deja de mascullar títulos de poemas viejos manipuladoramente! ¡Pareces licuadora de palabras, de sentimientos!
O sea, es que ni te da vergüenza.
Siempre invadiendo neuronas, robando terrenos de la lógica, del sueño, asaltando verdades a mano desalmada, buscando sobrevivir como cucaracha en explosión nuclear.
Y al final, te plantas de lo más aquél, queriendo hablar de amor, a mi que te conozco, ¡a miii que soy tu madre!

El poema contrae sus pupilas de charca y poniendo los ojos en blanco, se desmaya.
Al ver que no reacciona, caigo de rodillas ante él, golpeando con suavidad su cara:

Poe, poemitín, poemiño, despierta pequeño, pensé que lo sabías.

Poema abre un ojo fijamente y grita:
¿Así que tengo un padre?
¿Cómo se llama mamá, dónde vive, cómo es…?

Ah, ¿con que eso era?, reacciono. ¿Querías complicarme otro diciembre con laberinto de nostalgia?
Mutilo el papel y lo arrojo a la basura.
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2 comentarios:

Yarisa Colón Torres dijo...

oye, qué hermosa historia! me encanta como le diste vida al poema! tremendo!

Ana dijo...

Jeje Yarisa, desahogos inventosos!

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