jueves, 23 de abril de 2009

Foto-shock: bofetada a la inconciencia

(Relacionado a la foto de terrorismo doméstico publicada ayer en diario puertorriqueño)

“…la víctima llegó a someter al menos dos querellas de violencia doméstica contra su victimario, pero posteriormente las retiró y fueron archivadas.”

Herida isla:

El terrorismo doméstico ha cobrado la vida de decenas de mujeres puertorriqueñas en los últimos años.
¿Por qué es hasta ahora que nos escandalizamos al ver la imagen del secuestro mental, del horror en que viven atrapadas tantas mujeres y niños?
Por eso, porque hasta ahora lo vemos, inevitable y tristemente.
Porque hasta ahora las víctimas eran una foto de un solar vacío, de cuando ellas vivían, sonriendo, de un asesino buscando que la ley lo proteja, un número más en el recuerdo para quienes no lo vivieron de cerca.
Para estas víctimas y sus hijos nunca habrá justicia suficiente, porque la Justicia carece de métodos que pongan en su debido lugar al victimario, porque el horror del maltrato, del abuso, de la violencia y abuso físico, mental o sexual, jamás se borra de las mentes de sobrevivientes.
¡Y es que no se debe borrar!
Borrarlo no es sinónimo de trabajarlo, de prevenir que jamás se repita. Borrarlo es vivir en negación, escapando, haciéndonos la vista larga, con posibilidad de repetirlo en espiral que nos atrapa hasta sus letales consecuencias.

Cuando una imagen vale más

Muchos se han quejado ante la publicación de la foto del horror a la cual me refiero en estas líneas.
Cuando la vi, mi cuerpo también protestó.
Primero me dio rabia. No pude continuar lo que entonces realizaba. Sentí mareos, náuseas, desconfianza total en la raza humana, asco, repulsión, paranoia, deseos de mejor estar muerta, antes de optar por una pareja que me maltrate con palabra u obra, con el pétalo de una flor.
Me quedé pensando en esa foto, si debió o no debió haber sido publicada, en cuántas víctimas de maltrato o abusos, en cuántos niños víctimas la verían y cómo habrían de reaccionar, con un repaso de horrores vividos, de terror, de pesadillas.
En cómo y cuánto las mujeres nos esforzamos, por lo general, en ser mejores madres, mujeres, en cuidarnos femeninamente, para que venga un animal a destrozar lo más valioso que tenemos, la vida.

Sí, padezco de profunda sensibilidad, entonces ¿por qué me expongo?
Porque comprendí que dar la espalda a nuestros horrores es lo único que nos hace insensibles, autómatas en negación, animales indiferentes.
El animal acorralado huye o ataca, no se sienta a analizar respuestas, soluciones, porque eso desangra y cuesta lágrimas, cuesta un intenso enfrentamiento consigo mismo, con su pasado, con el dolor.
Por eso la negación es lo fácil, la huida, la inercia, la crítica sin fundamentos, destructiva.
Quien niega o silencia el horror, se evade de la realidad para intentar escapar la herida inescapable.

El horror de la foto-shock mencionada y sus efectos, es comparable con:

La foto de una niña débil por hambre y en cuclillas, acechada por un buitre para ser devorada en África. Esta foto llevó a su autor a ganar un Pulitzer, más tarde se quitó la vida por sus trastornos mentales y adicciones, acrecentados por su trabajo, caótico, crudo, demencial;
La foto de la niña de ojos inolvidables, inmóvil, que nunca pudo ser ayudada para escapar la muerte, atrapada en un charco;
El horror de la foto de jóvenes en Brasil riendo en estado festivo alrededor de un cadáver recién baleado;
El horror de la foto de los playeros en Italia felices disfrutando del sol, sin inmutarse a pies de distancia de dos cadáveres de jóvenes gitanas;
Las fotos de torturas a presos por miembros de la milicia norteamericana;
Todas las fotos de horror de la guerra;
De todas las guerras;
Los niños corriendo quemándose ante el bombardeo de Hiroshima;
Fotos del maldito Holocausto nazi y sus víctimas;
Del maldito 911 y todo su horrendo dolor;
De niños palestinos despedazados;
De otros ascos visuales, consecuencias de nuestra viciosa salvaje humanidad, que destruye sólo por odio o por dominio.
Esas fotos terribles, horrendas, detestables, que nunca debimos ver, pero vimos, ya sea para informarnos o por curiosidad, destrozándonos el alma, cambiándonos para siempre, no son excusa para que nuestra sensibilidad muera.
Lo injusto, el abuso, el atropello, siempre serán pesadillezcos, no importa en qué época o país ocurra ni cuántas veces suceda.
No, la sensibilidad no ha muerto, no debe morir nunca.
Se transforma en rechazo ante el horror y la injusticia. Se transforma en conciencia.

"...qué les costaba cubrir con una sábana a esa pobre mujer?..."

Investigaciones confirman que la exposición frecuente a imágenes de violencia, enferma, desensibiliza, ha sido utilizado como adiestramiento militar, como tortura.
¡Y han sido tantas las imágenes terribles que han desfilado ante nuestros ojos en los últimos 10 años!
¿Entonces diríamos que estamos en guerra contra nosotros mismos?
Hay que ser muy cuidadosos con los efectos de la violencia visual, equivalente a la pornografía de corte violento, bestial, ante todo con nuestros menores, con los sensibles, los faltos de guía.
Pero la realidad nos pega en la cara: el ser humano no es bueno por naturaleza, sólo la educación, la salud mental y el respeto definen sus valores y autoestima, el camino que decide tomar de bien o mal.

A pesar del bombardeo enfermizo de imágenes crudas y violentas antes citadas que documentan visualmente el lado oscuro de nuestra Historia, la publicación sin censura de la foto que origina este escrito, fue necesaria para forzarnos a ver, VER, una realidad a la cual preferimos dar la espalda, callando, celebrando con ignorancia y silencio, con prejuicios.

Pero esta foto tenía algo más, algo diferente de las fotos citadas, algo que nos rompe en pedazos como Pueblo:
Una mujer muerta, semidesnuda, inclinada de rodillas sobre el pavimento, arrinconada en una calle de una avenida a plena luz del día, recién baleada por quien fuese su pareja, con quien vivía el horror del ciclo de la violencia (¿desde cuándo y cuántas veces habrá vuelto con él antes de su aciago día?); una mujer víctima, la misma mujer que muere en cualquier punto del planeta a manos de la violencia de género, sólo que a ésta sí la vimos y ya nada podrá arrancarla de nuestra memoria colectiva, porque es nuestra, su horror, nuestra pesadilla que debemos manejar con ciencia y sabiduría, para que nunca se repita.
Ojalá!
Pero estamos tristemente lejos de nosotros mismos.

"Y el asesino se entregó. Lucía tranquilo."

Y el Sistema, las Leyes,
¿qué protección, prevención y soluciones ofrecen, si los victimarios al poco tiempo de apresados regresan a las calles, libres, con la dulce impunidad de la in-Justicia, a enamorar y destruir a otros y otras;
si las víctimas regresan a los brazos de sus agresor, defendiéndolo, atrapadas en la locura de la codependencia;
si toda posible prevención está en la educación de valores no religiosos y dignidad humana, de autoestima, pero es lo menos que atendemos;
si al educar a niñas y a niños con indiferencia y valores de falsa autoestima (creerse superiores o inferiores a otros, ya sea por su género sexual, posición social o riqueza material) protegidos de toda realidad, evadiéndola, fomentamos una generación sin respeto por sí mismos, por los demás, alimentando la repetición de ciclos de violencia?

Indigna todo, devasta.
Se alucinan opciones extremas, quiméricas, como la prohibición de la reproducción so pena de muerte, la eliminación del derecho a la fertilidad de todo hombre y mujer que abuse, que maltrate, que violente, que no se comprometa a educar hembras y varones con autoestima y respeto por los demás, por sí mismos; futuros hombres que no vean a la mujer como objeto útil desechable, futuras mujeres que no caigan adictas con parejas violentas, que amen y cuiden su vida y la de sus hijos; mujeres y hombres que no sólo vivan para disfrazarse de apariencias, de héroes o diosas sin dignidad.
Gente que sepa amar, amarse.
Sí, es una quimera, es imposible legislar tal cosa, porque para lograr amor con respeto, debemos comenzar por nosotros mismos.

Pero el silencio, la censura, la desinformación, no engendran cambios ni libertad.

¡Que a todos nos repugne la violencia doméstica, que no se pierda ni una vida más!

Noticia relacionada

7 comentarios:

Isabel Caballer dijo...

Gracias, Ana, por hablar primero que todos. Te hago eco en mi blog deseando con todas mis fuerzas que suenen muchos ecos más.

Isabel

Ana dijo...

Gracias Isabel!
Percibo que la isla se une ante este horror, porque ya son tantos, y por más que se crea que nos hemos "perdido" como pueblo, hay un atisbo de conciencia.
Es mi deseo.

Ana

Siluz dijo...

Ya la imaginación no es suficiente cuando tenemos que recibir una "bofetada visual" como ésta para reaccionar. Pudo haberse evitado... no pudo ser esta vez.. pero quizás sí puede evitarse la próxima víctima. Si hay alguien que ve en su pareja los mismos síntomas , los mismos peligros, y aún tiene oportunidad de salvarse,no se quede callado. ¡evite ser una triste primera plana como ésta!

Ana dijo...

Así es Siluz, muy tristemente cotidiano.
Faltan nuevos enfoques para educar a la sociedad en general y agencias que trabajan con estos casos.

Un abrazo!

Quiero añadir:

A cualquier víctima que esté pasando algo similar, o comience a detectar abuso, maltrato físico o psicológico adictivo o humillación en su relación, salga de ahí secretamente cuanto antes! No de oportunidad a que la violencia se complique cíclicamente (momentos de paz y "pasión" o supuesta estabilidad, casi siempre le siguen a una explosión de violencia, insultos, celos, etc.).


Ignorantemente, algunos enjuician a la víctima, excusando al victimario (y esto lo he escuchado de boca de hombre o mujer), porque "seguramente 'algo' haría la víctima para merecer dicho castigo".

Critican por qué no habló o huyó antes o por qué levantó la denuncia de abuso y regresó a su lado.
Yo iría más lejos:
Qué razón lleva a una mujer u hombre a buscar una relación con alguien que no le valora ni respeta?
Que no se respeta a sí mismo.
Problema de autoestima de ambas partes.

Las víctimas son como adictos, codependientes, atrapados, vencidos, autodestructivos, débiles, con la autoestima bajo cero, no creen merecer nada mejor que lo que tienen.

Conociendo esto, hay que crear nuevas estrategias y leyes que le protejan, que prevengan sucesos como el que origina este post.

Las agencias deberían YA saber todo esto, y partir de ello para proteger o prevenir, para educar.

No dejar toda la responsabilidad de la vida de una víctima y sus hijos en sus propias manos, porque está atrapada en un ciclo en el que tiene muy pocos segundos de lucidez o control de su propia mente.

El terror doméstico, como el maltrato psicológico, es un pulpo fantasma de mil patas, que se burla en nuestra cara.
Se alimenta de conceptos aprendidos y aceptados como correctos, tan arraigados como la sumisión, obediencia, superioridad, supuestos deberes matrimoniales, la idea errónea de que alguien pertenece a alguien, de que una infidelidad, abandono o rechazo se paga con muerte.

Estas Emociones Primitivas, violentamente posesivas, provienen de personas cuya autoestima suele ser inexistente o muy fingida, con ira y arrogancia.

El maltrato físico o psicológico se alimenta de la sociedad misma, de su ignorancia y aceptación silente, al igual que las sectas lavacoco de sus devotos, y es muy similar al Síndrome de Estocolmo en que la víctima de secuestro termina por defender a su victimario.

La codependencia y adicción entre víctima y victimario es la droga que los ata a no salir de esa relación.
Hay algunos casos que escapan la relación, para repetir patrones en otras, porque el daño viene desde adentro, de la programación de conceptos y autoestima, y aun no se ha extirpado con terapias y educación y ante todo reflexión de la víctima, para extirpar viejos patrones de raíz.

Por eso, mujer u hombre que entró desde el futuro a estos comentarios, si estás pasando por un infierno de maltrato y o abuso de cualquier tipo:

El primer paso es salir de la negación, aceptar que tienes un problema que te atrapa entre trsteza, lágrimas y falsa ilusión y que te puede costar la vida, TU VIDA!
Aceptar que en esa persona que te consume y manipula nunca tendrás una relación sana, porque está enfermo de violencia y falsa autoestima basada en dominar, poseer, manipular.

La gente a veces ve todo esto y lo critica o da la espalda, facilitándoles continuar con el vicio letal, porque la víctima misma "no se deja ayudar", entre otras excusas.

Si la sociedad comenzara a tratar a las víctimas de Terrorismo doméstico como adictos casi suicidas atrapados en el ciclo, sería posible conocer cómo ayudarles cuando siguen en una relación de maltrato, en lugar de salir huyendo de algo que las destruye, a ella y sus hijos.

Lamentablemente, por ahora, sólo la víctima puede decidir salir de su "secta personal de violencia" con su pareja, educándose, llamando a agencias que le orienten en un plan a seguir.

Hombre o mujer, libérate de la dependencia que se burla de tu mente y te consume la vida.
Nadie nació para ser esclavo.

:

Yarisa Colón Torres dijo...

Ana,
Estoy coordinando una expo para levantar nuestras voces a favor de la libertad, la vida, la dignidad y la fuerza de las mujeres. Queremos denunciar nuestro repudio ante la violencia contra la mujer. Te mantendré al tanto de esta iniciativa. Esperamos que el arte despierte más amor, más respeto, más justicia.

Abrazos solidarios siempre. Yarisa

Yarisa Colón Torres dijo...

Y gracias a Nieves Luna por la tremenda idea, esta expo se llevará a cabo el año que viene. Su blog es Creatulandia.blogspot.com

Yarisa.

Ana dijo...

Muchísimas gracias Yarisa, por avisarlo.
Espero anunciarlo acá.

El arte sí despierta amor, respeto, justicia, toma de conciencia;
por eso debe llegar a tod@s en nuestra sociedad y planeta
(o será por eso precisamente, que le ponen mil trabas para que no llegue a tod@s).

En completo apoyo!

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.