martes, 5 de mayo de 2009

Qué mundo

¿Qué mundo es este en que habito, alma mía?
¿Qué inequívoco malabar del viento me brinda su verdad?
Se muestra pirueta inacabable, paraliza.
Tan difuso es su atropello que enamora la piel,
saciándonos de hiel, de estruendo.

Dormía.
Al despertar, dibujé una cárcel con flores de pena, de algarabía,
un bolígrafo roto y rojo derramándose de fe.

Entre palabras hiervo.
Casi todas te susurran.

Ante la puerta de todas las clausuras
mis pies asesinan su noche
saltando el marco con inútil inocencia.

Todo es un sueño, ya lo sé.
El abrazo que di carece de materia
se pierde entre abrazos del Cosmos, en tu perfume sin piel,
pequeña caja viajera de laberintos, de bosques y selvas.

Y aun así, no quiero irme.
Hermanos se multiplican, sin conocerme.
Quiero salvarnos del miedo que pulula y nos fulmina.
No quiero irme, pero estoy ausente
muerta en la sombra del sol.

Cuidado no me aparezca, instalándome en tu prisa
iguales, develados,
posesos de delicias 

de apócrifo exterminio
ebrios de besos, 

flotando en privada eternidad,
libres al fin

del póstumo temor.
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© ALR, Puerto Rico 2009
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