viernes, 27 de enero de 2006

Ita

A la anciana le temblaban sus manos al colocar la taza de café con leche sobre la mesa.
Hubieras visto esa niña, dijo. Sus ojos eran enormes y oscuros. No hizo más que salir su cabecita del vientre de su madre y los abrió, mirándome de tal manera que casi olvido agarrarla. Tenía en su barriga y espalda manchas oscuras, como si de golpes se tratase, por lo que sus padres le llevaron a médicos, pero la niña no tenía nada de qué preocuparse.

¡Qué muchachita! ¡Y que darle por nacer antes de tiempo!
Suerte que vivían cerca, dijo quedando pensativa.
Ahora la nena está en la escuela y los maestros dicen que es muy madura para su edad.

Juega diferente a otros niños y no le gusta ver televisión. Se la pasa dibujando aves enormes, jugando a que da un viaje a no sé dónde. Le dan pataletas cuando la cuidan y la dejan viendo caricaturas.
Para mí que Ita lo que está es engreída.
Tan inteligente que dicen es y no se aprende los días de la semana.
Su esposo balbuceó algo inaudible fingiendo atención.

Cada noche escuchaba algún relato de los partos atendidos por su esposa, la última de una generación de comadronas, así que sin inmutarse, continuó absorto frente a la tele.
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2 comentarios:

no apta para la humanidad dijo...

Excelente, Ana! Un pedazo de vida. Me encantó cómo la anciana vive dentro de su mente en un pasado que se hace cada vez más presente. Además, me encanta el hecho que se trata de una comadrona...traer la vida al mundo. Precioso. La indiferencia del esposo es muy familiar.
p.d- Lamento mucho la muerte de tu tía. Mis pensamientos están contigo, espero que te encuentres bien.

Ana dijo...

Gracias No apta, gracias Madam!
La historia de amor entre mi tío fenecido y mi tía es una de la que en algún momento, ojalá la pueda desarrollar de alguna manera. Por eso creo me enfoqué más en hablar de ella, que le conozco mejor.
Por otro lado, con "Ita", creo aun tengo asignación pendiente :D

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