jueves, 30 de marzo de 2006

Tuve un árbol que nunca fue mío

Tuve un árbol que nunca fue mío,
un árbol libre que amó a sus aves y a sus niños,
depurando el aire,
abanicando tardes
alegró mi regreso a casa
esperándome fuerte, rebosante de vida.

Un árbol que no ocultó ser gay ante el fanatismo religioso que señala pecadores,
ni negó ser bipolar o potencial asesino,
ni fue esclavo de sus mentiras cual víbora camaleónica,
pero violó las leyes humanas de pertenencia y espacio.
Ese fue su ingente crimen.

Árbol que cambias mi percepción de la falaz democracia,
hoy eres Jesús arrastrado por la calle,
esparciendo tu sangre de hojas
ante la indiferencia vertida sobre la Madre Tierra,
en el país de la nada.

© Ana, Puerto Rico 2006

No hay comentarios.:

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.