"No te dejes engañar por los aduladores.
La verdadera grandeza de un ser humano está en la forma como trata a quien no puede beneficiarlo en nada."
Cita de un astrólogo conocido.
En el marco de noticias y sucesos negativos que parece encerrar nuestra sociedad día a día, se vislumbran ventanas y puertas hacia eventos y gente que hacen la diferencia.
He notado que algunos blogueros boricuas se han esforzado por destacar lo noble en posts positivos, no todo esta perdido. Por más que nos creamos en la encerrona del miedo y la impotencia, las respuestas y soluciones se encuentran en las cosas más simples, como disfrutar de la familia en lo sencillo y cotidiano, la productividad y lucha de personajes desconocidos que no buscan destacarse, seres conscientes de que hasta la mínima acción cuenta para mejorar el ambiente de todos, el país de todos que no podemos dejar en manos de gente confundida, insensible u oportunista cuyo único fin es salvaguardar su ego. Actos anónimos que retan la intolerancia, la ignorancia y la falta de recursos provistos por el sistema.
Hace días quería hablar de Juan. (Lo llamaré Juan, aunque conozco su nombre.)
Juan es un hombre feliz.
Tiene unos 40 y pico de años, hijo de padres divorciados. De chico no era quizás el mejor de la clase, era un chico hiperactivo, según conceptos erróneos de la energía natural en un adolescente, pero siempre tenía una sonrisa y presto a ayudar cuando se necesitaba. Participaba en deportes, y tras graduarse de escuela superior, estudió en la universidad, luego comenzó a trabajar en un puesto de servicio público. Se casó con una chica con la que estuvo de novio varios años. Algo así va su historia, más o menos, pues la verdad no ando muy al pendiente de la vida de nadie.
Lo interesante de Juan es, que siempre que lo encuentras en cualquier lugar está sonriendo, saludando a todo mundo con alegría, sin fines de ser político o líder religioso, y cantando.
Sí, cantando.
Al principio pensé que Juan era loco, o andaba de happy hour, pero es una persona sumamente sana. De esos pocos de los que se puede decir que llevan un matrimonio y vidas saludables, basadas en la verdad, el respeto y el compromiso.
Juan sale de su automóvil cantando, realiza sus tareas de oficina cantando, va de compras cantando y cuando sale con su esposa y 3 hijas va sonriendo orgulloso de ellas cantando, aunque no tanto, pues le he visto mas bien conversando con ellas.
Casi siempre canta canciones de salsa, de la vieja, de la actual, y las canta a todo pulmón, sin importar quién le escuche. Tiene un enorme repertorio que he descubierto se ajusta a la situación o mensaje que quiera llevar a la gente que le rodea.
Realiza las compras en el súper casi siempre solo (asumo por los horarios de trabajo o deberes de su esposa) mientras canta, y por la selección de alimentos en su carrito, me imagino que sabe cocinar.
Hace unos 10 años coincido con Juan y sus canciones en el súper y observo las reacciones de la gente jóven a su paso. Se ríen, lo miran con cara de WTF?, pero los que ya le conocemos lo vemos secretamente como a un icono.
No sé mucho de salsa. La bailaba a finales de los 70 con un novio que tuve que era loco por participar en competencias de baile y que sufría cuando yo con mi déficit de atención, me enredaba después de haber practicado horas y le rompía los pasos o me aburría en la pista. Después me hice roquera bailaora, ¡ja! Y aun hoy, escucho una buena bomba o flamenco y el corazón me maneja los pies, las caderas, la melena; todo cortesía de mis genes, sin haber tomado una clase. Pero de salsa conozco poco, así que no conozco la letra de cada canción que le he escuchado a Juan.
Tu amor es un periódico de ayer, que cante mi gente, ¡qué sé yo!
Gracias a los dioses y para beneficio del mundo, no canto. La letra de las canciones se me escapa de la memoria inmediata aunque las memorice o me encanten, y por algún motivo recuerdo completas muy pocas, como una en japonés que me enseñó una monja hippie en mi infancia.
Pero en fin, lo trascendental del asunto en cuestión es que para vivir mejor hay que tener la actitud de Juan, nunca dejar morir el sentido del humor aun en el caos, amar, proteger nuestra familia comunicándonos efectivamente con ellos, amar la música y cantar si nos es posible. Son cosas sencillas al alcance de todos sin importar diferencias, preferencias o estatus económico. Detalles que pueden rescatarnos de elementos negativos.
Hace meses no veo a Juan en el súper. Me cambié de súper buscando mejores ofertas. El costo de vida está terrible, como muchas otras cosas.
¿Tienes alguna canción para eso, eh cuajey?
Salsa
2 comentarios:
hola Ana.
me encantó este post y saber de Juan. a veces cuando estoy feliz yo tambien camino cantando, epro en la mayoria voy silbando. una vez en la universidad uno de los chicos me dijoq ue dejara de hacerlo porq era POCO femenino...no se, de ahi como que pongo reparos en silbar delante de hombres..
Bueno un abrazo sabatino y sigue sonriendo. Me encantó la frase inicial en el blog, creo que deberia poneral en una pueerta, al inicio de mi blog, en la frente, no se...
Jiji, Laura! :) Eso significa que la salud de tu sistema respiratorio es excelente. Siempre me ha sorprendido como pueden silbar toda una melodía. De niña lo intentaba y lo que me salía era aire. Supongo es todo técnica. Me acordé de una amiga que me decía no metiera mis manos en los bolsillos de mis jeans por las mismas razones.
Con respecto a la frase, dar de sí sin esperar absolutamente nada a cambio, es generar energía positiva cuando hay conciencia, algo que hace muy poca gente, pero qué bueno que haya quién lo entienda.
Saludos!
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