viernes, 20 de octubre de 2006

Kafkanería


Desde que dormí con las hormigas cobijadas bajo mi calor, una extraña urgencia por lo dulce se apodera de mi hipoglucemia. Mis piernas se mueven constantemente ansiosas de caminar, correr, ir a por azúcar al otro lado del planeta.
Noto además, que todo objeto se ha ido agrandando. Anoche intenté meterme en una taza, para dormir cuando cabeceaba de sueño. Un asco adentro. Charquitos de kava-kava con Equal salpicando en mis ojos.
Todo tiene su límite.

¡Ik ik ik!
¿Me preocupa esta obsesión de ponzoñearme a alguien?

5 comentarios:

deus?Juglando dijo...

Un Saludo Y Una Invitación.

Pasa Por Mi Blog Para Más Detalles.

Goddess dijo...

Interesantima idea, convertirse poco a poco en hormiga.

A mi, muchas veces, me gustaría ser mosca o mosquito y volar y posarme en una pared para ver y oir como es la gente cuando no estoy. Como se comportan de verdad.

Ser invisible tambien sería interesante. Me gusta tu propuesta!!!

Un abrazo amiguita

Ana dijo...

Gracias deusín! Estaré al pendiente.

Jaja, Goddess... tengo una olla de grillos en mi cabeza, cuenta como identificación?
Lo de ser invisible, brutal! Me has detonao el coco. He tenido el sueño repetitivo de estar en un Mall (centro comercial) siendo invi, pero no puedo hacer nada porque no puedo salir de allí, pues ya han cerrado y no sé traspasar paredes. :(
Cosa que prueba -ahora que lo analizo- que es mejor ser invisible afuera, que invisible y atrapado.
Ah, y aquella crema especial para ser invisible... Nunca supe dónde la vendían.
Jiji, qué viaje! Un abrazo!

Iva dijo...

muy buena alusión kafkiana.
saludes!

Ana dijo...

Gracias mil Iva!
Es un intento alusivo.
No sé si es que los animales se llevan bien conmigo o yo con ellos.
:D

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