martes, 6 de marzo de 2007

El mirón

Estornudo.
Budín de chocolate adulterado con más chocolate.
Dicen que ayuda a generar endorfinas, sustancias del cerebro que te hacen sentir bien, produciendo un placer similar a cuando estás enamorada. Pero enamorada ya estoy, lo que añoro es serotonina.
Los días pasados han sido amargos y de vigilia.

Noches velando al merodeador, con un arma blanca, el celular y el miedo bajo la almohada. Aunque lo único útil cuando la adrenalina avanza, es el miedo.
El hombre se canta loco.

Así "loco" golpea con furia puertas y ventanas de casas a cualquier hora, ronda agachado maliciosamente donde hay niños o mujeres solas, irrumpe patios y terrazas.
Y merodea.
Merodea cada espacio del sector portándose a sí mismo como rata que porta su piel llena de ronchas.
La policía viene y va, encienden sus linternas de alto alcance, toman querellas y lo citan.

Nada sucede.
Algunas almas bondadosas dicen tenerle lástima. Que pobrecito, que ay bendito, que esto no pasaba antes, que el vecindario se ha dañado, que el hacha viene o va, y yo la alucino alrededor de su cuello.
No se trata de inocente voyeurismo, se trata de husmear, asustar, perseguir y penetrar espacio ajeno, sabe Zeus hasta que punto.

Tal parafilia es asunto psicológico, pero también hormonal, de genes que trascienden a memes quizás. En opinión de expertos, muy difícil de tratar. Muchos se arriesgan a decir que incurable.
Estamos solas en esto y sin gas pimienta o entrenamientos de defensa personal.
Ahora la guerra está en calma y de las noches perdidas me ha quedado el resfrío bronquitoso, la laringitis que no sirve para gritar y este budín que me hace pensar que no tengo dientes.

:

2 comentarios:

matlop dijo...

con divina voluntad!
detrás del ojo

M:

Ana dijo...

Uy! :D
Exito con tu blog!
Saludos desde esta isla!

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