lunes, 3 de septiembre de 2007

Entre delirio y dimensiones

Entre delirio y dimensiones, ella saludó a su comité de recepción, luego me dijo, "va a ser el domingo".
¿Qué cosa va a ser el domingo, tití?, pregunté sabiendo la respuesta.
Esa noche me pidió subiera el volumen a la radio, como quien se aferra a la belleza que regala la vida.
Luego dos días de silencio, y esa luz blanca en la mañana, cubriendo su cuerpo.
Allí estábamos, abrazados ante su pecho, caudal de amor, de sonrisa incondicional como su altruismo, de vida en presente hasta el intento final, cuando el domingo hizo su viaje sin retorno a su amado, frágil cuerpo.

Sí, fue el domingo, muy, muy tarde.

Descansa, mi amada dulce flor, descansa de tanto sufrimiento.
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