viernes, 29 de enero de 2010

De liberaciones y carroñeros

Hay días en que duelen todas las injusticias.
Todos los silencios impuestos. Toda la burla a la ternura y compasión.
Los "ismos" que atropellan la dignidad a través del negacionismo,  de mentira y de venganza, que no es lo mismo que justicia.
Duele la impotencia ante los carroñeros.
Como semillas se disparan y crecen floreciendo a nuestros pies.
Se nos enroscan en la piel.  Nos envenenan  de vergüenza.


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No sé  si fue desde que leí Diario de Ana Frank  y esa historia me llevó a otras, y a  otras. A la mía propia.
Yo era muy niña y vivía con un tapón impuesto en mi tráquea, que confundieron con amígdalas.
Tal vez fue eso, y ahora escribo sin amígdalas mi propio diario de otras opresiones y horrores, buscando otras liberaciones, que al final son una misma.
El caso es que, de manera no gradual, pasé a ser parte de una experiencia de conciencia, de identidad colectiva, con todos los oprimidos y silenciados, con los que se esconden para sobrevivir horrores,  como el pueblo judío, polacos, gitanos y otras minorías étnicas que el horror nazi intentó  borrar de la faz del planeta. O  los hirió permanentemente en su interior.
Parte del lema y meta genocida profesaba:
"systematic extermination, the weakening of their intellectual potential, and the imposition of unquestioning obedience."

No es  lo anterior muy similar a lo que  orquestan maltratadores y asesinos de su pareja?
No es la insensibilidad colectiva otra manera de exterminio sistemático, debilitamiento del potencial intelectual, de imposición a la obediencia sumisa?

Por suerte hoy vivimos en la "era de la información",  con la oportunidad generalizada de conocer nuestra Historia.
El conocimiento invita a no repetir genocidios y horrores.  Pero  demasiados se pasean  ante nuestros ojos de egoísta y convenenciosa  sumisión, vistiendo  nuevas formas aceptadas:
Sexo, riqueza, poder, entretenimiento, indiferencia.

Indiferencia.

Como la que un pueblo padece ante noticias  de espanto nacidas de sus entrañas, luego que pasan de moda en los medios.
Entonces, ya pocos recordarán que asesinos, violadores, abusadores de niños, fueron  separados de la sociedad durante unos pocos años, como castigo a su inmerecida humanidad que hiede a escoria, que serpentea y se multiplica ante cada destrozo que dejan a su paso.
Entonces el horror de visuales carentes de ética, posesos de burla robótica y vacía, pasa a ser mero recuerdo de un día de campo sin vegetación.

Por eso cuando leo frases como la citada,  "the weakening of their intellectual potential, and the imposition of unquestioning obedience", no puedo evitar pensar en mi País tragándose a sí mismo, porque padece la sumisión conformista que resulta del Síndrome de Estocolmo como método de supervivencia; y olvidan, porque ni lo saben, que de acuerdo a nuestra conciencia elevada, desinformada o inexistente, será nuestra  realidad.


Cuánta humanidad es necesaria para que el humano desmantele su humana prisión?
Será que al final no éramos tan iguales como se ha pretendido. Son "ellos" y "nosotros". 
Las líneas que nos  definen se difuminan como maquillaje teatral, confundiéndonos a simple vista.


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Fue en 1945, un 27 de enero en que liberaron prisioneros del infernal campo de concentración en Auschwitz.
Pero la historia humana  aun  tiene víctimas de otras prisiones,  gente  en el exilio voluntario u obligado, consumidos por la vergüenza que provocan carroñeros que llevan su propia piel.


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2 comentarios:

Antigonum Cajan dijo...

no hay por que llorar
de asco ni de nada
eso es Puerco Rico,
endemismo lo ha retratado
por cuarenta meses..
La esencia verdadera de
una isla de LA CHARCA,
y de INSULARISMO..
No hay de que sorprenderse...

Ana dijo...

No estoy sorprendida (ya) Antigonum.

Lo que no quiero es seguir chapoteando como sapo en la misma charca que citas.

No por nada me autoexilié...

:(

Posdata:
Si celebras los 40 meses, será con piscolabis de lechuga y geranios?

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