domingo, 24 de enero de 2010

Domingo Freak o Tribulaciones del Proceso Sináptico Socialista de Discoteca Sin Bolas de Espejos

Domingo Freak 

Tribulaciones del  Proceso  Sináptico 
Socialista de Discoteca Sin Bolas de Espejos


Momento a.m.:
Café 0

¿En la cocina cayó alguna bomba?
Ah, no, fue en toda la casa...
Prometí hacer jugo de china.
¿Sacarbasura, limpiarpiso, fregar, ordenar nevera, sala, comedor, cocina, 
antes de poder tomarme un café un domingo?
Mi mente piensa palabras soeces que no verbalizo.
Sería cafre hacerlo.
A veces soy cafre.
Nunca tanto como quienes se sienten superiores a los cafres.
Si a “cafre” le eliminas la "R", dice café (+tilde sobre la e).

Yo soy café.

Tanto que nos quejamos por todo, ¿verdad?
Y pensar que hay quien no tiene cocina ni pisos que limpiar,  cosas que ordenar, café que tomar.

El exprimidor eléctrico se lo voló el diablo.
Uno de cristal.
La técnica es meterse dentro de la china, de cara.
3 chinas por persona.  
Ok, dos.
Ok, una.
¡Rayos, juraría que  había más de 5!

Hervir agua para el café.
Mi abuela lo hizo durante el 95% de su vida de 103 años.
Yo lo hago porque…
¡Al diablo las excusas!


Momento a.m.:
Café 1

Dos horas en la cocina = un café colado a la antigua 
y un zumo de naranja exprimido con la cara.
Durante el proceso no he  parado de pensar en la impresión...

¡Había olvidado cuánta gente conocí!
La mayoría no me interesa.  
El mundo cambió. 
Todos cambiamos.
(Haré pancakes de avena, calabaza y harina de maíz…)
O eso pensaba yo antes.
Antes de cambiar.
Ahora casi todos chorrean bendiciones, estabilidad, cariñitos dulces.
O casi todos están entrega’os a la apariencia, al bacanal, la hipocresía, 
a los “caminos del señor”, al activismo virtual.

La mezcla no sirve para pancakes, haré un pan con ella en el micro.

Y es que me molestó,  me empetardó, encontrar  a una de esas activistas 
tipo “sigamos luchando unidos por hacer de este mundo uno mejor…”; 
del tipo  “te amo, me amas, somos todos hermanos de Ghandi, 
cantando “Imagine” y Cumbayá en torno al fuego,  y conocer, 
saber, de manera científicamente comprobable, que  es una segreguista.
¡Segregista, coño, segreguista!

¿En qué manos nos encontramos, si entre  activistas defensores de derechos pro igualdad,  habitan  sucios segreguistas, discriminadores de “look” u homofóbicos?
¿Qué clase de mundo “mejor para todos” pretende gente así?
¿Uno “mejor” para quienes ellos consideren merecedores, según sus 
creencias político-religiosas y su color favorito de piel?
¿Uno que no se baje de su estilo “guaynabombón”, de la piscina al avión, 
mientras leen a Paulo y “copipeistean” versos de  Gandhi,  y aman a Gandhi, 
pero jamás  se reproducirían con él?
Bueno, ni modo pretender que se reproduzcan con células de un cadáver 
sólo por demostrar cuán “open minded”  y nada racistas son.

¡Argh!
¡Qué cosas terribles pienso!
Algo se quema en mi cocina.
¿Ves por qué no puedo concentrarme en nada 
con tantas preguntas implotando en mi cerebro?


Momento p.m.:
Café 2

Debo hacer sándwiches de huevo.
Con ensalada de huevo.
¿Cómo se hace la ensalada de huevo?
Con huevos supongo.
Qué bueno que lo que tengo son ovarios, porque si no,  
ya habría perdido a sus homólogos de género en el proceso 
de análisis quema neuronas cada simple mañana, antes del segundo café.
¡Ah, mira!  ¡Un periódico de hace una semana!
Hora de ir al baño.
Allí tengo unas bolas que dan vueltas y luces de colores parpadeando, 
mientras escucho Freak Out!
También tocamos  Blues, Trip Hop, lo oscuro. 
De todo, menos desigualdad.


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